12/07/08


12/07/08

Postal con predación ecológica en Zacatecas


Walter Benjamin soñó con la posibilidad de escribir un libro a partir exclusivamente de citas. El talento de Benjamin para elegir un fragmento de obra y dialogar con él es proverbial. Sin embargo, en la loca empresa que comento, lo que buscaba era construir todo un discurso sobre algún tema sin la aparente intervención de su pluma, sino solamente de sus dotes como lector. Benjamin buscaba un libro que fuera la representación pura de su mente al momento de leer. Que conectara enunciados de un autor con imágenes de otro, que eligiera sus afinidades a partir de coincidencias sólo visibles a un lector avezado. Un libro hecho de correspondencias y de afectos (en el sentido de la cercanía) entre libros. Un libro hecho solo de citas de otros autores y que en su ordenación tuviera un discurso progresivo y continuado.
Lo más cercano que llegará el siglo XXI a conocer la aventura de Benjamin será en los injustamente valorados oficios de los editores. Al proceso editorial se le parece en todo el anhelo de Benjamin. El editor es ante todo un lector generoso que busca transmitir lo que ha leído y que encuentra afinidades entre autores que no se conocen. Y en ese proceso de concatenar diversos materiales para una lectura continuada se convierte en un autor. Nada más alquímico que la lectura, que a fuer de repetirse transforma al lector en autor, en productor de un discurso. Los editores tienen esa vida emparentada con el Opus Mágnum.
Yolanda Alonso es el perfecto ejemplo. La Soldadera es la obra (colectiva, pero en tensión paradójica con la voluntad señera de Alonso) de una lectora que se ha trasmutado en autor. Su obra por entregas aparece cada semana y está compuesta de los fragmentos, de los escolios y de las aventuras de los otros. Ella ordena, separa, conjuga y hace dialogar a voces que de otro modo estarían lejanas en el tiempo y en el espacio. El verbo clave es conjugar. En una sintaxis de lo elegible, lo predicable se manifiesta en el conjunto de textos que se ven las caras semana a semana.
La realidad es diversa. Las lecturas de ella también. He aquí, en La Soldadera, una muestra que por acumulación va formando un mapa de la convivencia cultural de la región.
Al igual que en el relato de Borges, Yolanda, convencida de la inequidad de la representación, se ha entregado a la tarea de dibujar un mapa en todo igual al paraje representado. Ha crecido su mapa, en tales dimensiones, que ahora tomamos por el horizonte aquello que vemos en lo inmediato. Sumando cada semana una fracción de su lectura de mundo, nos vamos convenciendo que es una autora importante en nuestras vidas.


Luis Alberto Arellano
laertes76@hotmail.com

12/07/08

Créditos finales
¿A dónde van las palabras que no se quedaron?

Hace más de dos años, como un simple capricho, escribí un texto un poco extenso que hablaba sobre el género musical rock metal y de todos los subgéneros que se desprenden de éste. Era un texto sin destino, solamente sería un habitante más de las carpetas dentro del CPU. Sin embargo, un buen amigo me invitó a ocupar su sitio dentro de este suplemento, no me animaba a mandar mi texto, lo creía malo, además aún me invadía ese miedecillo de que alguien, fuera de mi, me leyera, y también porque era un ensayo largo y temía lo rechazaran debido a la extensión. Después de una minuciosa revisión lo envié, y sucedió algo extraño, se publicó en dos partes, pero el primer domingo que saldría compré muy contento mi periódico y para mi sorpresa no venía el suplemento, pensé que no se había publicado pero para la tarde ya varias de mis amistades me habían leído y así es que tuve que comprar otro periódico en otro lugar.
El texto tuvo buena aceptación, eso me lo hizo saber la coordinadora del suplemento, una mujer de cabello cortito, en una callejoneada al calor de unos mezcales, ya luego ese textito siguió dando vueltas pasando por blogs electrónicos hasta llegar a una revista de creación literaria peruana.
Continué con participaciones esporádicas y hablando de diferentes temas, usurpando de una manera decente varios lugares y columnas, con textos un tanto académicos y aburridos que hablaban sobre las relaciones historia y cine hasta otros que hablaban de las pelis del Santo. Al fin me hice acreedor a mi propio espacio y así nació De dos a tres caídas, bautizada por la muchacha del cabello cortito, y debido a mi afición por las luchas.
De dos a tres caídas versaría solamente sobre el séptimo arte, sin embargo en alguna que otra escapadita me vi en la necesidad de crear unos paréntesis, empero la mayoría de estas hojas dominicales vieron desfilar textitos con el celuloide como principal tópico.
Hablé e hice críticas, poco profesionales, de algunas películas, así me fue también. Recuerdo haber hablado sobre la de Pajarracos, Rojo amanecer, Mecánica nacional, Apocalypto, y una que otra peli de moda o en cartelera. Igualmente realicé análisis comparativos entre novelas y películas como la de Chin chin el teporocho y El amor en los tiempos del cólera. Recuerdo haber ahondado en el cine del sexenio echeverrista, en el de ficheras, en el cine infantil mexicano, en el de Pedro Infante cuando fue su aniversario luctuoso, en el de Antonio Aguilar para el homenaje realizado en diciembre, cine que proyectó enormemente al estado de Zacatecas, lo cual tiene demasiado mérito pero me parece que no tanto como para que se ponga su nombre con letras de plata en los muros del Congreso del Estado.
Asimismo escribí crónicas desde mi exilio, un homenaje al guerrillero heroico Che Guevara, y uno que en especial me agradó sobre la catarsis que provoca ir al cine, y más si se va con alguien como la mujer hermosa que me acompaña los lunes de quincena cuando la cartelera ofrece algo atractivo.
Estas páginas se convirtieron en mi válvula de escape, en mi arma y mi escudo, me hicieron experimentar la sensación de ser leído por gente que no conozco, de saber que la señora que me corta el cabello se convirtió en una de mis lectoras más fieles, de que mi familia conociera el resultado de mis horas de encierro frente al monitor.
Estas páginas me permitieron expresar mi cinefilia, mis escasos conocimientos sobre cine, pero no simplemente de ese tema, sino también mi afición por la música como en la última columna anterior a esta, y siempre conté con la libertad de escribir lo que quisiera, con las palabras que fueran.
Finalmente agradezco nuevamente a la mujer del cabello cortito y tenis converse negros por brindarme la oportunidad, el espacio, este texto habla de todo y no habla de nada, pero quiero rendir tributo a estas páginas que vieron desfilar mis letras y a todos aquellos lectores que fijaron su atención en las inquietudes de esta voz en off.

Alejandro Ortega Neri
…le gustan los mangos, la música, el cine, la fotografía y las noches a zú lado…
pain_empty@hotmail.com


12/07/08

Revolucionario.

No soy un deportista de esos que cada domingo bebe cerveza después de haber ganado o perdido un partido intrascendente. No soy ese fanático de fútbol que no se pierde ni un juego para tener tema de conversación el lunes por la mañana con los compañeros del trabajo. Eso sí, me levanto tarde o eso intento, a veces desayuno confleis con rodajas de plátano o si la cocinera anda de buenas, unas crepas de nutela con nuez.
No bebo agua al por mayor porque la resaca me lo exige, pero al igual que muchos, no sé que hacer para vencer el tedio del primer día de la semana, ni explicar por qué éstos son así, aburridos.
Cuando niño era diferente, las 7 de la mañana me odiaba por despertarla con el volumen del televisor para ver En familia con Chabelo, el domingo comenzaba y no había que ir a la escuela por segundo día consecutivo, aunque si tenía que hacer la tarea en las noches después de jugar con los Hotweels o los GIjoe que me compraban en el famoso tianguis dominical. El domingo era el día idóneo para ataviarme mi traje de Jorge Campos e irme a echar fut con mis amigos, vagar hasta que el cuerpo aguantara o hasta que el grito de mamá hiciera eco en los callejones del barrio.
La niñez terminó y la diversión menguó, con el tiempo, el domingo, los domingos, fueron testigos de mis distintas facetas. Cambié a Chabelo y los juguetes por un balón de básquetbol, las canchas fueron mi segunda casa y el Sprite (refresco oficial de la NBA en aquel entonces) mi elixir de la vida y mi cicuta a la vez. Luego vino la difusión musical voluntaria con especialización en rock metal, odiaba los domingos lluviosos y amaba los de quincena, me hice famoso localmente por mi gran colección de música que aturdía a los vecinos, comía mucho yogurt y las tardes estaban dedicadas para el séptimo arte, afición que me llevo después a convertirme en escritor dominical que dedica sus textos mediante criptografía para así expresar su cariño frágil.
Hoy, de unos meses hasta la fecha, cumplo otra faceta más los domingos. Me he convertido en asesino a sueldo. Camino por las calles de la ciudad en busca de la victima, aunque ese día hay menos. Porto en mis bolsillos, además de la rutina, las llaves de una oficina donde me escondo por horas, la abro después de la misión y repaso las victimas de la mañana: a un señor que leía el periódico tres disparos, funcionarios que desayunaban otros tres disparos, y un huichol vendedor de artesanías sólo uno bastó para robarle el alma. Al día siguiente los tres aparecen en el periódico y a mi me pagan el día.
Pernoctar después, cuando llega la hora y no aguanto más el tedio, tomo de la mano a mi amante más fiel y le pido que me cante al oído mientras camino con las manos en los bolsillos y le rezo a un ángel de hielo.
Los domingos terminan y mi última faceta llega, ya no soy el fan de Chabelo ni de Jorge Campos, no juego básquetbol ni vendo al por mayor, no detengo el tiempo a disparos ni camino solitario, ahora soy un revolucionario que termina los domingos con una buena soldadera entre sus brazos.

Alitos
…aunque tu no lo digas yo no me cansaré de decirlo…

12/07/08

29 de junio
Cuando el día inició, Christian y Mateo llegaron a una reunión. La congregación era motivada por el aniversario de un amigo del primero. Los concurrentes a la conmemoración estaban sentados en siete mesas. Casi todos los asistentes se movieron una o dos veces de su asiento inicial. Ellos, aunque eran amigos, o conocían a varios de los asistentes, no ampliaron el diálogo que venían cultivando desde horas antes. Mantenían el interés para obtener más información sobre el pasado y lo que llamaban “la cabrona coincidencia” de sus recientes separaciones; pero también, en el artificio de la comunicación, procuraban exhibir la resiliencia que en otras ocasiones habían mostrado.
Salieron del lugar a la una y treinta. Fueron a un bar de la plazuela Goytia. Negado el servicio –porque estaban en el corte de caja-, marcharon a la cantina de la plazuela de Yanguas. Como había llovido por la noche, el transcurrir lo hicieron sobre los charcos, que reflejaban la luz del alumbrado de la calle. Caminaron por doctor Hierro y escucharon la algarabía que emergía del salón de fiestas del que está frente al sueño de san Agustín. Continuaron por la calle de la explanada del Congreso; ahí miraron el acto casi cotidiano, de cada noche de fin de semana: los transeúntes siguen usando las escaleras para orinar.
En la cantina el tema de la plática no varió lo suficiente, pero los relatos estuvieron aderezados con recuerdos de personajes y episodios de ciertas películas [Vers le Sud, Heights, Segunda piel, El cielo dividido, Quemar las naves]. Ahí, pese al diálogo continuo, en ningún momento negaron la mirada para terceras personas. En esta estancia bebieron cuatro cervezas cada uno. Salieron del lugar a las tres. Tomaron un taxi junto al puesto ambulante de hamburguesas que está en la entrada del callejón Los Mártires de Chicago. Por cierto, en ese carro es frecuente que sus amigos compren una torta, lo hacen sin atender la calidad del tocino, ni de la mostaza, o de la cantidad del gluten en la carne.
Para continuar el concilio, acudieron primero a las tiendas que están en torno al Hospital general. Fueron para comprar cerveza. Luego marcharon a la casa de Mateo. El tema siguió siendo el mismo: cómo manifiestan el abandono en el que están. Pero ahora lo combinaron con referencias extraídas de la novela El talento de Mr. Ripley, para preguntarse quiénes son los que se fueron, ellos o sus respectivas amistades. Sin respuesta –pese a las casi doce horas de permanente discusión-, a las siete am se despidieron.

Marco Flores

27/06/08

CINE AMBIENTALISTA
Tres cintas que cifran su postura desde una perspectiva ecológica, cuestionando el papel de la especie humana como el principal problema y, en una mirada optimista, la más importante solución para los males que aquejan a la biósfera. Desde la ficción y el documental, textos que invitan al análisis y a la reflexión sobre qué estamos haciendo y, más importante, qué podríamos hacer para revertir nuestra relación con la naturaleza, considerando una visión más estética que económica, más sustentable que productivista.

1. Dirigida y escrita por M. Night Shyamalan, después de la despreciada La dama del agua (06), El final de los tiempos (EU, 08) parte de una premisa absorbente que no llega a redondearse del todo: en los parques de las grandes ciudades de la costa este de EU, las personas atentan contra su vida después de mostrarse desorientadas, provocando suicidios colectivos que se van extendiendo a poblaciones más pequeñas. La especulación sobre las causas van del terrorismo en primer lugar (recordando el 11/09) a ciertos fenómenos de equilibrio ecológico, dada la plaga en la que nos hemos convertido.
Recuperando elementos de la ciencia ficción, del cine de catástrofes y hasta del gore, la cinta se desarrolla con base en algunas secuencias notables y al mismo tiempo perturbadoras, centrándose en un matrimonio joven y la hija de un amigo que luchan por sobrevivir, acaso limitando el alcance potencial de la inquietante premisa. Queda claro que no podemos mantener los estilos de vida ni ciertos supuestos de nuestra cultura, sin enfrentar consecuencias devastadoras.

2. Producida y narrada por Leonardo Di Caprio, escrita y dirigida por Leila Conners Petersen y Nadia Conners, La última hora (The 11th Tour, EU, 07) se suma a trabajos como La corporación y La verdad incómoda para advertir, por una parte, sobre los cambios necesarios para salvar a nuestra única casa, y para proponer, por la otra, alternativas de solución frente al destino que pareciera estarnos alcanzando. La racionalidad con la que hemos venido funcionando desde la revolución industrial supone ubicarnos como la especie dueña de la naturaleza, en lugar de considerarnos como parte de ella.
Con algunas imágenes shock, música de Sigur Rós, Cocteau Twins y Coldplay y una serie de testimonios que van del dato científico duro al comentario social y filosófico, el documento recupera el testimonio de diversos personajes involucrados en esta cruzada por transformar nuestros patrones culturales: Stephen Hawking, Gorbachev, James Woolsey (ex cabeza de la CIA) y un importante grupo de ecologistas, diseñadores ambientales y líderes tanto científicos como sociales, van apareciendo en pantalla para compartir sus diagnósticos y propuestas.

3. Dirigida por Adam Ravetch y Sarah Robertson, Un cuento polar (Arctic Tale, EU, 07) sigue a una osita polar y a una pequeña morsa en sus vicisitudes para sobrevivir en un medio hostil, no sólo por las condiciones naturales sino también por los cambios climáticos que ha sufrido aquella región del mundo, una de las más afectadas por el aumento de la temperatura en nuestro planeta.
Con momentos de drama, ternura y humor, la cinta se construye a partir de sorprendentes tomas tanto bajo el agua como en la superficie gélida, y con una narración explicativa que va conduciendo las diferentes secuencias relacionadas de los dos personajes centrales. Al final, mientras pasan los créditos, una serie de niños aportan acciones posibles para colaborar con estas criaturas tan lejanas en lo físico pero tan cercanas en lo afectivo.
Fernando Cuevas
Nos leemos después.
Comentarios: cuecaz@prodigy.net.mx

10/06/08

COMEDIAS EUROPEAS
Un trío de cintas que reflejan formas diversas de conceptuar y elaborar comedias, con el sello de los países de origen: una mirada a las relaciones humanas a partir de la amistad, la sexualidad y la muerte con espíritu ligero y sin necesidad de forzar la risa. Disponibles en los videoclubes de la Ciudad. Veamos.

HUMOR INCONSCIENTE
En la segunda década del siglo XX, las teorías freudianas empezaban a crear revoluciones desde la intimidad. Tenemos aquí a un hombre (Alex Brendemühl) que desaparece misteriosamente dejando a su esposa sola y a punto de dar a luz (Leonor Watling), quien decide lanzarse a la búsqueda del marido huidizo en compañía de su cuñado también psiquiatra (Luis Tosar), entre discusiones con su hermana y el anuncio de la próxima muerte de su padre, un eminente médico. La única pista: cuatro casos de pacientes femeninos encontrados en el escritorio del cónyuge.
Con esta premisa argumental que se va enredando cual caso para psicoanálisis, Joaquín Oristrell nos presenta Inconscientes (España, 04) a manera de comedia llena de intrigas, revelaciones y sorpresas continuas. Tanto la recreación de época como el estilo visual, que recupera la estética del cine mudo, nos conducen por los laberintos mentales, entre broma y broma, de una serie de personajes con pasados y deseos reprimidos que se constituyen como móviles de los misterios a punto de ser revelados. Entretenida y derivativa por partes iguales.

HUMOR AMISTOSO
Un tipo más bien antipático, dedicado a la comercialización y acumulación de obras de arte (Daniel Auteuil, mostrando su amplio registro), es retado por su socia para que demuestre que tiene un mejor amigo. Un taxista sabelotodo y afable sueña con participar en un programa de concursos de los que abundan en la televisión (Dany Boon, entrañable). Ambos separados de sus esposas, el primero apenas manteniendo contacto con su hija y el segundo dedicado a su trabajo entre esporádicas visitas a sus padres.
Dirigida por el experimentado Patrice Leconte, quien gusta de colocar a dos personajes con poco en común, aparentemente, y ver qué sucede como en El hombre del tren e Íntimos desconocidos, Mi mejor amigo (Francia, 06) es una sencilla y refrescante intromisión al poder de la amistad en contraparte a la posibilidad de comprarlo todo, incluyendo los afectos. Un jarrón quedará listo para ser llenado de lágrimas ante la pérdida del querido amigo.

HUMOR MORTUORIO
Una serie de personajes se reúnen con motivo del fallecimiento de un hombre del que no sabemos mucho: familiares y allegados se encuentran listos para hacerle los últimos honores al difunto. Como cabría esperar, nada sucede de acuerdo a lo planeado: un frasco con pastillas alucinantes, un misterioso hombre que nadie conoce y una serie de secretos y conflictos alrededor y adentro del ataúd, irán transformando estos servicios fúnebres en un divertido carnaval de situaciones difícil de resistir.
Con un humor inglés salpicado de algunas transgresiones, el director y voz de Yoda Frank Oz presenta, tras la fallida Mujeres perfectas (04), Un funeral de muerte (Death At a Funeral, Inglaterra-Alemania-Holanda-EU, 07), funcional comedia que igual nos arranca carcajadas que nos mantiene a la expectativa de cómo se resolverán los diversas eventos que van explotando entre los personajes, puntualmente delimitados y humorísticamente desarrollados.

Fernando Cuevas
Nos leemos después.
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23/05/08

LAS CRÓNICAS DE NARNIA: EL PRÍNCIPE CASPIAN
Como una especie de hermana menor de El señor de los anillos y desarrollada en consecuencia del éxito reciente del género fantástico de mundos paralelos, con Harry Potter como otro ejemplo visible, la primera entrega de Las Crónicas de Narnia se ganó un discreto aunque digno lugar en el imaginario fílmico, saturado de propuestas como La brújula dorada, El mundo mágico de Terabithia, Los seis signos de la luz, El misterio de la estrella y Las crónicas de Spiderwick, entre otras.
Basada en los famosos textos de C.S. Lewis y dirigida por Andrew Adamson (Shrek), Las crónicas de Narnia: El príncipe Caspian (EU, 08) representa un retroceso en el desarrollo de la franquicia y su traslado al cine –iniciado con El león, la bruja y el ropero (05)-, acaso porque se confió demasiado en que los efectos visuales provocaran lo que sólo consigue una buena historia: emociones. La gesta de los personajes no termina por integrar al espectador y el argumento se va desenvolviendo de manera predecible y hasta ingenua.
Por otra parte, la posibilidad de admiración se limita notablemente porque varias de las secuencias parecen prestadas de otras cintas, como la del metro, que remite al mago de la cicatriz o muchas otras que nos llevan directamente a la Tierra Media: quizá de las más obvias sean la de los árboles, cual mudos ents, la presencia de los gnomos con los hobbits como sus pares y la del portentoso Aslan –resucitado como Gandalf- con toda la carga de misticismo cristiano, capaz de controlar las fuerzas del río y hacer despertar a un gigante acuático, festín para los diseñadores de los efectos visuales.
Los hermanos Pevensie vuelven un año después a Narnia, aunque en este mundo han pasado 1300. Ahora el dominio pertenece a los telmarines, comandados por el siniestro rey Miraz (Sergio Castellito), que busca perpetuar su poder expulsando a su sobrino y heredero legítimo, un inocuo príncipe que da título a la crónica (Ben Barnes), una vez que su esposa (Alicia Borrachero) ha dado a luz un varón. Ayudado por su mentor (Vincent Grass), Caspian logrará huir del castillo para refugiarse en el misterioso bosque donde se topará en primera instancia con los gnomos Trumpkin (Peter Dinklage) y Nikabrick (Warwic Davis), quienes asumen una agradecible postura ambigua en medio de tanto maniqueísmo.
Apoyado por algunos incondicionales y no tanto, como Lord Sopesian (Damián Alcázar), el perverso monarca se enfrentará a un improvisado ejército de narnianos –la periferia del imperio, digamos- conformado por criaturas reales y mitológicas, el príncipe en destierro y, desde luego, la cuarteta de hermanos convocada a través de un cuerno cuyo sonido parece traspasar fronteras imaginarias. La inminencia de la guerra incluso generará tentaciones por resucitar al régimen anterior, como suele suceder, representado por la bruja de la entrega anterior (Tilda Swinton).
Tanto locaciones como vestuarios y un efectivo uso de efectos digitales, intentan rescatar una historia con escaso brío y de hueca acción, en la que las batallas nunca alcanzan el tono épico esperado y los conflictos se resuelven de manera casi siempre simplista, sin que se pueda generar algún tipo de tensión, no obstante la presencia de una sólida banda sonora, cortesía de Harry Gregson-Williams, y una dinámica articulación de cámaras que más bien se embeleza en los parajes neocelandeses ante la falta de una más interesante acción.
Para rescatar a la franquicia, se tendrá que pensar muy bien la próxima entrega y evitar ese añejo tono disneyano que si bien funcionaba el siglo pasado, deberá considerar cómo han ido cambiando las audiencias y, sobre todo, qué es lo han ido viendo en las pantallas para buscar algunos rasgos de mayor originalidad. De lo contrario, se quedará como el sustituto descafeinado, ya ni hermana menor, de El señor de los anillos.

Fernando Cuevas
Nos leemos después.
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09/05/08

RELACIONES FRAGMENTADAS
Desde la comedia, el drama o una combinación de ambas, transitan parejas que fueron o serán en circunstancias muy particulares, como suele ser en estos fragmentados, patinosos e impredecibles terrenos del amor. Veamos.

CONVERSANDO CON LA OTRA
Con pantalla permanente dividida, que por momentos contribuye a la dinámica del relato y en otros más bien provoca cierto congelamiento (al revés de lo que se pretendía), y basada en un diálogo teatral sostenido por una expareja que se reencuentra después de varios años, Conversando con la otra (Conversation With Other Woman, EU-RU, 05) es la segunda propuesta del también editor Hans Canosa (Alma Mater, 02), en la que se busca reflexionar sobre la situación sentimental alrededor de los cuarenta, como consecuencia de las decisiones tomadas en los veintes.
Él y ella –así, sin nombres propios-, conversan durante la sosa boda de la hermana del casi cuarentón, en la que la de edad igual participó, inexplicablemente, como dama de honor: recuerdan su relación, hablan de sus nuevas parejas y hasta dibujan imposibles escenarios de vejez: aquí funciona el flashback, la fracturación temporal y la ruptura del campo-contracampo (vemos a emisor y receptor simultáneamente de frente), gracias a la división vertical de la pantalla; pero cuando la conversación es directa y sin referentes visuales concretos, lo único que consigue es estorbar.
Más allá de la forma, la cinta alcanza a fluir gracias a las actuaciones de Aaron Eckhart y Helena Bonham Carter, y a ciertas líneas de diálogo que se centran en la ruptura, la infidelidad, la posibilidad del regreso y la felicidad, tal como apunta el taxista hacia el final del encuentro. Nunca terminamos por saber la verdadera razón por la que la mujer decidió asistir a la celebración: podremos entretejer nuestras propias conclusiones.

LO QUE PERDIMOS EN EL CAMINO
Con su clásico estilo visual –abundancia de planos detalle, inmediatez en las tomas y movimientos bruscos- y temático –tres personajes enredados en complejas y por momentos sugeridas intenciones amorosas, con tragedia de por medio- la exdiscípula del Dogma 95 Susanne Bier (A corazón abierto, 02; Verdades ocultas, 05; Después de la boda, 06) nos presenta Lo que perdimos en el camino (Things We Lost in Fire, EU, 07), su incursión en el diverso terreno hollywoodense que por lo visto no hizo mella alguna en su propuesta fílmica.
Fuera de la inserción de rostros conocidos (Halle Berry, David Duchovny y Benicio del Toro) bien dirigidos y de convincente desempeño actoral, las preocupaciones de la directora danesa se mantienen intactas: se plasman a partir de la relación que establece una mujer madre de dos hijos, recientemente viuda, con el mejor amigo de su esposo, un heroinómano en trance de curación. Contrapunteando el tejido relacional, aparece un vecino con matrimonio trastabillante y la también adicta anónima ya recuperada. ¿Será posible recuperar de las cenizas lo que se extravió durante el incendio?

SE RENTA ESPOSA
Un creador de perfumes vive con la presión de su madre y múltiples hermanas para que siente cabeza, pero de la manera en que ellas quieren, desde luego. Harto, nuestro improbable héroe (Alain Chabat, también coguionista), decide contratar a una mujer, la liberal hermana de su mejor amigo (Charlotte Gainsbourg) para aparentar frente a la familia y que lo dejen de enchinchar. Como cabría esperarse, la relación tomará caminos imprevistos para ambos y para la corte de mujeres-arpías que los ven con lupa.
Dirigida en tono de comedia y recuperando la tradición francesa del género por Eric Lartigau, Se renta esposa (Francia, 07) es un sabroso entretenimiento condimentado con atractivo diseño de personajes e inteligente creación de situaciones que permiten articular un humor casi natural, del tipo en el que nos podemos mirar al espejo. De paso, una sutil mirada a las imposiciones sociales sobre los individuos que no entran a la norma de felicidad decidida por quién sabe quién.

Fernando Cuevas
Nos leemos después.
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02/05/08

ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO: EL INFIERNO AHORA

Como todos somos pecadores, reza el proverbio irlandés, habrá que asegurarse de llegar al cielo media hora antes de que el diablo se entere que hemos muerto. Justo treinta minutos para evitar que el resto de nuestros días se conviertan en un infierno. Pero cuando ni siquiera sabemos que ya morimos, ese lapso podría pasar desapercibido: la vida, entonces, se convertirá en un constante descenso a los infiernos y cada acción que se tome, sólo provocará un mayor hundimiento del que al final, no podrá haber escapatoria y permeará la angustia de saber que todavía no hemos tocado fondo.
Con un brío sorprendente a sus 83 años y con 43 películas a sus espaldas, el maestro Sydney Lumet, especialista en crisis morales de abogados, policías y delincuentes, nos regala Antes que el diablo sepa que has muerto (EU, 07), rompecabezas fílmico en el que cada pieza cobra un nuevo significado al insertarse con otras y éstas, a su vez, con el resto del conjunto: fracturando la linealidad a partir del robo a una joyería, se desgranan una serie de episodios que reconstruyen el verdadero centro del relato: el vacío existencial de una familia escindida.
Como un perverso mecanismo autodestructivo, los componentes del relato van revelando el laberinto sólo con entrada y nunca con salida en el que se involucran un par de hermanos y el padre de ambos, viviendo crisis agudas de diversa índole, en las que nada cuadra con nada y la justicia pretendida nunca llega, de acuerdo a su propia percepción. Del asalto funcionando como epicentro, nos regresamos algunos días para seguir a cada uno de los personajes y nos adelantamos para vislumbrar las siniestras y devastadoras consecuencias.
Además del arriesgado guión del primerizo Kelly Masterson, estamos frente a un equilibrado duelo de actuaciones, sello del director: Philip Seymour Hoffman encarna al ambicioso y drogadicto hermano mayor ahora ejecutivo de bienes raíces, con un amplio abanico de matices, que van de la indefensión a la histeria y de la derrota a la violencia incontenible; Ethan Hawke es el humillado por todos –incluyendo ex esposa e hija- hermano menor, inseguro y manipulable hasta el límite, y Albert Finney es el en apariencia tranquilo padre que ante situaciones extremas parece no detenerse hasta la venganza que lo lleva a un camino de luz cegadora.
Alrededor o en medio de ellos, la madre anciana y la hermana despreciativa; la esposa de uno y amante del otro (Marisa Tomei) que se mueve entre la rebeldía y la sumisión; el dealer andrógino que hasta suelta consejos no pedidos y el cómplice del asalto con esposa que no se cruza de brazos. En este entramado, de dimensiones shakesperianas, nadie parece estar a salvo ni tener el derecho a tirar la primera piedra: todos son pecadores hasta que se demuestre lo contrario o a partir que el diablo se entere de que han muerto.
Como en sus grandes obras, Lumet (Doce hombres en pugna, 57; Serpico, 73; Tarde de perros, 75; El veredicto, 82) explora a fondo la psicología de sus personajes con toda su carga de ambigüedad moral, revelando transformaciones que denotan una serie de motivaciones no siempre visibles en la superficie o escondidas en situaciones cotidianas, como la obra de teatro infantil, el examen de la vista o la convivencia alrededor del partido de béisbol.
Así, a partir de golpes sonoros y visuales que nos llevan de un episodio a otro y planteando la diversidad de perspectivas sobre los mismos hechos, según el personaje en cuestión e incluso desde la posición de la cámara, el filme se construye de manera poliédrica sin perder intensidad, asistiendo a diversos niveles dramáticos que consiguen absorbernos desde el primer momento y permitiendo que vayamos reconstruyendo la tragedia aún después de que terminó el film. De lo mejor en lo que va del año: un ejemplo de cómo los años, sí se pueden traducir en experiencia narrativa y no en agotamiento estético.

Fernando Cuevas
Nos leemos después.
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11/06/08

Transición al arte moderno: hacia la búsqueda de un nuevo paradigma


El ritmo acelerado del actual estilo de vida ha dejado de lado la importancia que tiene para el ser humano el acercamiento con el arte. Esto se da a través de la experiencia estética, posibilidad que ocurre generalmente en épocas de grandes acontecimientos, los cuales se pueden apreciar mejor desde la distancia temporal. Los intelectuales y creadores que reproducen a través de las artes nos dan la oportunidad de evocar circunstancias que nos ayudan a recuperarlos de forma crítica y un poco más objetiva. A partir del pretexto anterior voy referirme a la época de fin de siglo, últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, donde grandes descubrimientos científicos, tecnológicos, sociales y políticos dan comienzo al arte moderno y a múltiples experiencias estéticas. De esta manera también podremos retomar un momento que es verdaderamente significativo para nosotros.
Partamos entonces del antagonismo existente entre realistas y clasisistas al inicio de la modernidad: Gauguin, Munch y Ensor frente a Manet, Degas, Seurat, Monet y Cézane. Los primeros en salvaguardia de lo irracional, emocional y subjetivo; los segundos como defensores de la razón y la objetividad. Confrontación de actitudes que concluye en la síntesis de cuatro orientaciones pictóricas fundamentales de la modernidad y que más adelante convergen en el arte no figurativo de Mondrian y Kandinsky. Sandro Bocola, pintor y escultor, nacido en Trieste Italia en 1931, las menciona como actitudes artísticas fundamentales: la empírica o realista, la pictórica o estructural, la expresiva o romántica y la idealista o simbólica: “En la práctica artística, estas actitudes nunca aparecen aisladas, sino que se someten a múltiples combinaciones en las que una de ellas siempre asume la función rectora “[1].
Xavier Rubert de Ventòs, Filósofo y político, nacido en Barcelona en 1939, les llama figurativa, simbólica, decorativa y metafísica y señala que son alineaciones artísticas que debe evitar el arte moderno en defensa de la autonomía del arte[2]. Es decir, que el equilibrio entre éstas es el pasaje a lo absoluto y hacia la autonomía del arte. Esto significa que dichos autores concluyen que la participación más fuerte de alguno de estos elementos o incluso la combinación de ellos es lo que define qué tipo de obra estamos considerando. Pensando en lo anterior quiero mencionar que la obra abstracta de Kandinsky -al igual que la de Mondrian- resume estas condiciones artísticas en un nuevo modelo donde se conjuntan lo emocional y lo racional, lo real y lo ideal, lo objetivo y lo subjetivo, lo individual y lo general, es decir, se busca una unidad homogénea que corresponda y responda a una nueva expresión artística que constituya la unidad de todo lo existente; la búsqueda de lo absoluto, paradigma de la modernidad que no solo concierne a la ciencia, sino también al arte.
Esto se inscribe en una de las vanguardias que conforman el rostro artístico del siglo veinte: el abstraccionismo, el cual comprende dos vertientes: el espiritualismo místico de Kandinsky por un lado y el expresionismo constructivista de Mondrian por otro, ambos surgen como protesta y crítica al positivismo de la época. Este movimiento inicia con Kandinsky y como otros, tiene raíces en varias artes, caso éste, en la literatura y la pintura. Es decir, me ocuparé de uno de los documentos más importantes y representativos de esta corriente, el libro De lo espiritual en el Arte publicado en 1911 y de su obra plástica, que es representativa del arte abstracto.
El libro comprende siete apartados, que si bien engloban gran parte de su pensamiento estético son difíciles de comprender por varias razones entre ellas la más importante es la ambigüedad en la terminología, esto lo podemos apreciar desde las primeras páginas. También recurre al uso de metáforas para tratar de explicar su doctrina, sin embargo, no lo consigue y da la impresión que le resulta sumamente difícil demostrarla. En el apartado III, ejemplifica a través de una pirámide divida en escaños los diferentes estratos sociales, situando en la parte superior a la sociedad Teosófica seguida de los sabios profesionales, más abajo coloca a la ciencia, el arte y así sucesivamente hasta llegar a la parte baja del triangulo donde se encuentran las grandes masas. Lo anterior nos habla de un marcado elitismo, y una fuerte influencia de carácter teosófico, asentado en la escuela de la Sociedad Teosófica de Rudolf Steiner y Madame Blavatsky.
Sin embargo, recordemos que Kandinsky era un personaje culto y complejo, por lo que no podemos descartar que se apoya en este lenguaje, menos por convencimiento, que por le hecho de no encontrar una terminología precisa que le ayude a expresar de forma clara su teoría estética, lo que puede deberse al desconocimiento que en su tiempo se tiene acerca del funcionamiento de la psique humana.
Es importante mencionar dos grupos originarios de este nuevo quehacer estético, Die Brucke (el puente, 1905-1913) y Der Blaue Reiter (el jinete azul, 1911-1914). Ambos de raíces expresionistas y reflejo del ambiente cultural y artístico que prevalecía durante las primeras décadas del siglo pasado, producto de una visión mística del mundo y de sí mismo, que es condición ideológica imperante en la época. El primero aunque comparte algunas analogías con el segundo, tiene un enfoque distinto: promover la libre expresión, la cual predomina sobre lo pictórico y la inspiración sin censura con un arte polémico e idealista, su fin es renovar y liberar a la sociedad de leyes tradicionales. A diferencia el segundo (del cual Kandinsky es presidente) no comparte esta actitud polémica y compromiso social, utiliza los colores con más variedad e independencia y sus expresiones artísticas son más libres e independientes.
El nombre Der Blaue Reiter: “es resultado del encuentro natural del amor de Kandinsky por la imagen de fábula de los jinetes que a menudo había pintado, y de la inclinación estética que Marc tenía hacia la belleza de los caballos; ambos además amaban el azul”[3]. En esta definición podemos observar que el entusiasmo que a estos pintores une es un idealismo característico del abstraccionismo lírico, que es propio de la obra inicial de Kandinsky.
El grupo lo crean Kandinsky y Franz Marc, luego de la escisión de La Nueva Asociación de Artistas de Munich (1909-1911) de la cual formaban parte y cuya estética, pensando en la ideología de ambos quiero sintetizar en las siguientes frases: hablar de lo oculto por medio de lo oculto[4] (Kandinsky) y … ¿Qué es lo que esperamos del arte abstracto? Es la tentativa de hacer hablar al mismo mundo en vez de a nuestra alma excitada por la imagen del mundo… [5] (Marc). Como se puede apreciar en ambas declaraciones, se entrevé un discurso impulsivo, de inspiración romántica, emocional y con tendencia a la espiritualidad, al misticismo y a la universalidad; elementos del abstraccionismo lírico, que es la primera fase del abstraccionismo kandinskyano, el cual comprende dos periodos, de 1910 a 1921 en el que predomina un fuerte sentido cromático en su pintura, y el segundo de 1922 a 1944 en el que se aprecia el triunfo del racionalismo y el rigor geométrico.
En la otra vertiente encontramos a Mondrian como representante de una obra “de origen rigorista o calvinista que tiende a superar el fluctuar de las pasiones, las turbaciones y las incertidumbres sentimentales mediante un duro proceso de despersonalización de nosotros mismos y de liberación de los estímulos individuales”.[6] De esta manera, podemos dar cuenta que la nueva disposición de algunos elementos esenciales que componen el rostro de la época moderna -resultado de los acontecimientos antes descritos- originó una nueva concepción del mundo y de nosotros mismos. Quizá estemos asistiendo a la desaparición de ese paradigma –pero eso es motivo de otra deliberación.


Patricia Casas M.
(Integrante del Taller de Ensayo y Crítica Literaria
que coordina el maestro Sigifredo Esquivel Marín.)
[1]Sandro Bocola, El arte de la Modernidad, Del Serbal. Barcelona, España. 1999. (Pintor y escultor, organizador de exposiciones, grafista y editor nacido en Tiraste Italia nacido en 1931.)
[2] Xavier Rubert de Ventós. El arte ensimismado. Nexos. Barcelona. 1993, pp. 27-42.
[3] De Michelli, Mario, Las vanguardias artísticas del siglo XX, Alianza, Barcelona, 1996, p. 90.
[4] Holding, John, Caminos a lo absoluto. F.C.E., España, 2003, p. 81.
[5] De Michelle, Op. Cit. p. 91.
[6] Ibíd., p. 222.

11/06/08

De ficción a ficción
(o el día en que me enamoré de Kafka)


Un día cualquiera, sin diferenciarse en nada de los demás, hasta ese momento que sucedió un acontecimiento que cambió mi vida para siempre.
Sabía de él, de su existencia, pero no lo había leído, hasta esa ocasión en que su encuentro derivó en necesidad. En aquel entonces sólo tenía un libro suyo, el más conocido, La Metamorfosis, y ahora tengo todos; aunque la posesión no garantiza la lectura. Relataré los hechos.
Como de costumbre, no me levanto ni desayuno temprano, y así se me va todo el tiempo, le doy muchas vueltas a las cosas antes de hacerlas. Así iba el día, hasta que de pronto enciendo la tele… novelas, caricaturas, nada que me interese. Por último, cansada de no decidirme qué ver, me detuve en aquel canal; tenía en la mano el control. La película ya había empezado, pero le dejé por si ocurría algo: un crimen, un asalto, algo… No soy en realidad tan sádica, sólo que me llama un poco la atención todo aquello que me conmueve o trastorna.
Lo que más me estimuló fue el parlamento de un personaje cuando dijo en un tono oracular: “Kafka, es todo”. Supe que tenía que verla, trataba de un ícono de la literatura mundial, y sería un crimen ignorarla. En resumen, un hombre solitario con un empleo X y una vida tediosa, salvado únicamente por el hecho de escribir.
Aun así, ahora sé que Kafka no escribía siempre, pues a lo largo de su existencia lo acompañó un sentimiento de culpa, una culpa por todo, hasta por el hecho de existir –y para variar era judío. El 12 de enero de 1911 escribió en sus diarios: “Durante estos días he dejado de escribir muchas cosas sobre mí, en parte por holgazanería (ahora duermo tanto y tan profundamente durante el día, y durante el sueño mi peso es mayor), en parte también por miedo a traicionar la conciencia de mí mismo”.
Al terminar la película, sentí que tenía muchas cosas por hacer. Por la noche tomé un libro y empecé a leer… “Una mañana, al despertar Gregorio Samsa de un sueño inquieto, se halló en su cama, convertido en una monstruosa sabandija”. También yo, en la mañana, ya era otra… Cuando menos eso creo. Si no, ¿para qué leer?, si leer no hace que experimentemos sensaciones diferentes. Leer es viajar, de alguna manera, aunque –en lo personal– me gusta más viajar. Se acercan las vacaciones y ya se adónde quiero ir. Iré a Praga, a su casa-museo, pues un amigo me paga el boleto.
El interés que aquella película, la Biografía de Kafka, me despertó fue tan grande, que desde ese día Kafka se ha vuelto un autor de culto para mí. Cualquier libro que consigo, lo leo con un especial gusto: novelas (El castillo, América, El proceso), diarios, aforismos, cuentos, todo. Y todo se lo debo a ese filme, esa ficción que hizo interesarme por otra ficción; y es que Kafka, su vida y obra, me es muy cercano, y creo que hasta familiar. Las situaciones descritas por él no están lejos de nuestra realidad, ¿pues quién de ustedes no se ha sentido asfixiado y culpable por el único hecho de existir en este mundo? Un mundo que sin el arte, en todas sus expresiones, nos sería absolutamente insoportable.
Dina Carolina Esquivel Marín
(Integrante del Taller de Ensayo y Crítica Literaria del Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde.)

29/04/08

Autorretrato a los cincuenta


Cada cabello que nace de mi cabeza es como cada idea que lanza mi pensamiento, casi todos son firmes pero tratan de alejarse de mí. La claridad de mis ideas es como mi tez: morena, donde casi no se percibe claridad, sin embargo, es la oscuridad de la noche cómplice de mi pasión por la escritura. Me han comentado que tengo dedos de pianista, largos, delgados, sin cicatrices del trabajo físico; nadie ha preguntado si me dedico a la escritura, ¡claro que no!, pero tengo manos de escritor porque he observado esas manos y, a pesar de que son herramientas de trabajo, éstas nunca lucen descuidadas.
Padezco miopía endulzada con un poco de astigmatismo, esto es mejor a mi edad porque para leer las letras pequeñas no necesito usar anteojos (siempre los he usado) ahora basta que me los quite y observe aquello que otros de mi edad no pueden más que con ayuda de lentes. Mi glotonería, que ha disminuido con los años, es contraria a mi lectura de poesía; mientras que la primera la evito, la segunda me avasalla, me ciega, consume mi tiempo de lectura y parte de mi existencia.
En medio siglo de vida se aprende mucho, las personas y las ideas se hacen viejas, pero es más difícil desprenderse de ideas añejas que de viejos. Aún espero desprenderme de ellas antes que se desprendan de mí.

José Ángel Higuera

09/05/08


09/05/08

Todos tenemos una isla en el pecho; poética de la infancia.
A propósito de la presentación de la revista:
Poesía desde Tijuana/Puntos Suspensivos



Mejor léase mientras se escucha: Seasons in the sun/ Terry Jacks

¨Todos tenemos dos vidas: la verdadera, que es la que soñamos en la infancia
y que continuamos soñando cuando adultos, en un sustrato de niebla;
la falsa, que es la que vivimos en convivencia con otros,
que es la práctica, la útil, aquella que acaban por meternos en un ataúd ¨
Fernando Pessoa/Álvaro de Campos



Aprendemos a viajar siempre que ya es demasiado tarde para hacerlo, cuando nos duele el ruido de las playas apagadas, y la intuición de las despedidas que jamás sucederán nos constriñen a la soledad, cuando comenzamos a creer que tenemos certeza de algo, de cualquier cosa; es siempre demasiado tarde; demasiado tarde siempre.
Estamos a la espera de una señal, una que nos desvista de nuestra memoria, en espera de un golpe de suerte que nos arruine, en espera del regreso de la noche para fugarnos de nuestro cuerpo, en espera de la menor provocación para deshabitarnos; en espera del ocaso de cualquier cosa, para disimular el nuestro.
Nos oprime ya la levedad y el vértigo de los abismos pequeños, somos un escalofrío elegante y entero, somos lo que fuimos y lo que no seremos; una desnuda pretensión de existencia, un hermoso desencuentro.
Debimos haber viajado mucho tiempo antes, en los tiempos en que no vestíamos nuestro inútil e impecable traje de adulto y gente seria, debimos haber escapado en un papalote con forma de catarina roja y puntos blancos, debimos haber partido un día en esa hermosa simetría. Los verdaderos poetas escriben con las palabras de su infancia, con el miedo de la noche en que han quedado en tinieblas. Un poeta, sabe cómo dialogar con el niño que fue alguna vez, sabe perpetrarlo y hacerlo su cómplice, sabe cómo viajar hacia su pasado.
Pero no te apartes de lo primero que quise decirte; es demasiado tarde cuando por fin decidimos partir, porque siempre quisimos hacerlo, porque partir es lo único cierto, y sin embargo a veces los destinos no llegan a tocarnos, nos tienta el centro, echamos raíces en un lugar simple y frágil, donde de un momento a otro nos alcanza la llanura y el temor de permanecer quietos, y es en ese momento, de extraña seducción, en que la apología al vacío y la tragedia de la belleza nos obliga a escribir, en contra de las incompletas verdades de este mundo y de nuestra propia carne, escribimos para pagar los viajes que no hicimos, que nunca realizaremos y escribir poesía es un ensayo de despedida hacía nosotros mismos.
Los jueves de Mayo como hoy, me hacen pensar así la poesía, cómo la posibilidad de una isla, una consagración del tiempo y el espacio a la deriva, a los espacios donde aun puede habitar la conjetura, un lugar donde no es bien visto estar seguro de nada, y no es necesario salir en búsqueda de esa ínsula, puedes preguntarte por qué si quieres, y tal vez te sorprenda que la razón sea tan humilde y sencilla, cómo alguna vez me lo hizo saber un gran amigo: todos llevamos una isla en el pecho; Sí, David, es cierto, todos llevamos una isla en el pecho.
Hablamos hoy de poesía desde Tijuana, pero la ubicación geográfica no es más que un referente para no perdernos en la bruma de los horizontes; la colección que presenta Yolanda Alonso es el resultado de una multiplicidad de causalidades, las voces ahora atrapadas en esta edición de aniversario de Puntos Suspensivos, son voces bifurcadas, diálogos unipersonales de los que yo no puedo decir más que mi experiencia al leerlos.
Encuentro, sin lugar a dudas una anacrónica rosa de los vientos, (al final de cuentas, todos los puntos cardinales apuntan al fin), un meridiano de Greenwich que sólo resuelve un huso horario. Encuentro en esas letras, un poco de mí, y por qué no, un poco de ustedes que ahora escuchan, pero construyo una y otra vez con singular escrúpulo, los rostros que no existen en esas páginas, los rostros de los que se han ido, y los que jamás pudieron llegar.
Por eso vislumbro, que la poesía es un viaje a destiempo a nuestra isla, hemos llegado en la imposible espuma, de algún imposible mar, y nos alejaremos con ella, con esa espuma que es el epitafio perfecto de nuestra muerte.


Roberto Galaviz Ávila

02/05/08


02/05/08

Agujeros en mi sol

A: Psyduck por la ceremonia del tiempo;
por los días y las noches.

Mejor léase mientras se escucha: A day in the life/ The Beatles



Nadie volvió a abrir la puerta después de aquel sol que quemaba hasta las entrañas, era como si el diablo hubiera fundado una sucursal del infierno en el vientre de algún despistado. Esos si eran soles.

Casi se respiraba como si el único aire potable, emanara desde el suelo hasta el sistema respiratorio del individuo en cuestión. Cualquiera que raspara con sus delicados pies, semejando abejas que rondan un hormiguero, y revisan por doquier un espacio para comulgar sus penas.

Así transcurrió parte del todo de la vida de Rufis.
El niño de piel roja, como helado de grosella, de piernas largas como rieles, y pies chicos como vochos.

Él.
El único que penetro aquel agujero, que en realidad no era ningún agujero, solo que las pocas abejas que habían acariciado la gloria de escudriñar con sus propios ojos aquel fenómeno, habían creado un mito pequeño. Una abeja no puede crear un mito muy grande. Sin embargo y muy a su modo, lo hicieron.
Esas abejas, siempre saliéndose con las suya.

No era ningún agujero, solo porque era oscuro y tenebroso como película del Santo.
Esas si eran películas, como aquellos soles se recuerdan únicos, nunca más algo así.

¿Quién dijo que los agujeros tienen que ser siempre hacia abajo?

Chendo Emorragia (el amigo imaginario de Rufis), estaba decidido a dar su vida para demostrar que el único agujero real que existe es lo que está sobre la tierra, o sea al revés. Ya que decía: un agujero es lo que sale de la tierra, lo que escapa de ella, como un ingenuo ladrón saliendo del supermercado a la vista de todos, con un par de zapatos blanquísimos y nuevos, tal vez una pelota de golf oculta en su paladar. Todo esto, reitero, a la vista de todos.

Y así fue, Chendo empeño su existencia para demostrarlo, después de que Rufis le escuchara decir esta hipótesis, lo asesinó. Como se asesina a un amigo imaginario: con el olvido.

Casi siempre y después de casi nunca, Rufis recordaba algo que lo hacía temblar. ¿Y si Chendo tenía razón?, ¿Y si un día me caigo, y no acabo de caer hasta que muera?

¿Y si la vida no es más que una caída lenta y la muerte un agujero todofago? Te regalo una pausa lector, toma aliento, recupera tu equilibrio, no te espantes no estoy leyendo tu mente. Aunque si sigues adelante, podría hacerlo.

Volvamos con Rufis, así decía:

¿Y si ya morí y el único agujero es la vida?
Entonces estoy atrapado.

¡Cadenero!, ¡Ey carcelero¡

Se escucha un silencio por millones de años.

Pinche dios.
¿Dónde estás cuando se te necesita?


Roberto Galaviz Ávila

25/04/08


25/04/08

25/04/08

Poema para dejar atrás un camino,
o lo que es lo mismo: poema para despedirse
un poco de sí mismo.


Para: Yolanda y Julio, por las decisiones de aventura.
Jefe (2m), Tío Juan (2a): sigo mintiendo su ausencia, lo siento.


Léase mientras se escucha:
Letter from home/ Pat Metheny

I
Sucede siempre,
me cuesta decir que volveré
,
/partir es lo único cierto/

II
tuve que detener
la intuición de mi muerte
para arriesgar una
despedida
,
una
despedida
que estará sobre
la imagen inmóvil de mi cadáver
/no quiero cerrar los ojos/

III
Tengo la música de un regreso
en mis dos piernas;
acordes disonantes
son mis pasos
/absurda sinfonía/

IV

Partir es lo único cierto

V

Sin embargo,
me enternece mi rostro hablando
con las ruinas del viento;
,
me dolieron las esquinas
y sus luces acabadas
,
Incluso,
me ha parecido grosera
la sonrisa de la calle
mientras me alejo
,
me han envejecido
las voces que vienen detrás
/el dolor ha perdido su encanto/

V
No me quejo de mis últimos
pasos
,
lamento
la tragedia de favorecer
mi propio
desencuentro.

VII
Sucede siempre
,
me cuesta decir
que volveré
,
porque no seré
yo
jamás
el que vuelva.


Roberto Galaviz Ávila

02/05/08

Viernes, abril 12 de 2008
Ayer acompañé a Mariana [Terán Fuentes] a la Biblioteca central de la Universidad. Ahí estuvimos en la mañana. El Fondo Federalismo está completísimo, tiene de todo: teoría literaria, historiografía contemporánea y libros de autores de la primera mitad del siglo XIX –algunos ejemplares son de editoriales españolas y argentinas-. A los libros los están marcando con el sello de la Sociedad de Amigos del País [es un grabado que trajeron de la ciudad de México los primigenios políticos de Localia]. Formé una lista de títulos que leeré para los trabajos escolares.

Viernes, 25 de abril
Ésta fue una semana de atascos. Las clases de lunes y miércoles me han obligado a posponer la respuesta a los correos electrónicos. Incluso los que estoy obligado a responder por cuestiones laborales. El miércoles obsequiaron libros en la escuela. Casi todos los profesores de la maestría entregaron ejemplares de sus publicaciones. Este acto evidencia un reconocimiento realmente académico a Mariana -pero también los dieron para recordar el día del libro-. Me agencié obras de Terán, de Marcelino Cuesta, de René Amaro, de José Luis Acevedo y de José Enciso Contreras. Casi todos los he leído y citado en mis trabajos. Ya tiré las fotocopias de esos títulos y coloqué los volúmenes nuevos en el librero.
El jueves entregué los papales para la estancia veraniega de investigación en Monterrey. En la tarde asistí a la presentación de un libro de María del Refugio Magallanes. El impreso tiene una bella edición. El texto es el resultado de su tesis de la maestría en historia. En él analiza varios tópicos sobre las nociones del ocio y el trabajo en las clases populares en la segunda mitad del siglo XIX. Una de las comentaristas del libro fue Sonia Pérez Toledo.
Hoy redacté con Leticia Ramos un texto que hará de presentación del libro Mural del Palacio de Gobierno [es uno de los libros del profesor Roberto Ramos Dávila]. Según se anotó, esta publicación está destinada para lectores y adquirentes que pertenecen a un ambiente distinto de cuando apareció originalmente el documento (en la década de 1980). “Esta edición, se puntualiza, es para mostrar un texto que muestra el pretérito que nos es común”. El libro se presentará en mayo, en el Museo Francisco Goytia.


Abril 28
El viernes asistí a otra asesoría con el profesor Flores Zavala. Ahora me citó en El Paraíso. Llegó con su pareja. Él bebió Jack Daniel’s ©. Tomó dos vasos. Inicialmente ordenó Highland Park ©. Su acompañante y yo pedimos tinto mexicano; entre ambos bebimos cinco copas. El pagó la cuenta con tarjeta de crédito. Al principio me enseñó los libros que adquirió: La Siega [de Rafael Ceniceros Villarreal]. Ésta era, por cierto, la que motivó la reunión en ese pub –así lo llamó su pareja-. El otro ejemplar que traía era el novísimo libro del historiador Luis Rubio Hernansaez: Zacatecas bronco. El profesor me comentó que este texto hacia falta, pues presenta las mejores rutas para entrar y comprender el conflicto cristero en la región. De las cuestiones que más le atrajeron del texto está la interpretación “políticamente correcta” de los chuanes, la minuciosidad del aparato crítico y la recurrencia a múltiples archivos públicos y privados. Lo miré muy emocionado con este libro. Al final lamentó que no existiera una La Quinzaine Littéraire que difundiera las impresiones redactadas en Localia. Hasta exageró al decir que en la escuela no aparecían los lectores intensivos entre pares.
Luego me interrogó sobre los avances de mi investigación. Habló sin detenerse. Para no variar, miraba el itinerario de los comensales que arribaban al lugar. Sólo una vez interrumpió su perorata, lo hizo para ir al sanitario. Entonces conseguí decirle que estaba intentando reconstruir “el orden de los libros”, de los que Castrillón vendió al Congreso. Sonrío para detener mi exposición –fue cuando pidió una Evian ©. Negada la existencia, pidió agua con gas (continua pidiendo así el agua mineral)-. No volví hablar, me “propuso” que leyera con cuidado las reflexiones de Chartier sobre las prácticas de la lectura. Dijo que no me “clavara demasiado” en los libros, sino que los observara como un producto cultural –como un objeto-, y como textos contenidos. Pero al historizarlos que no perdiera de vista que los impresos tienen su propia trayectoria. Que “es necesario adentrarse en la reconstrucción de las prácticas de la lectura, las cuales tienen su propia historia… que al ejercer la lectura se está en un acto donde se cruzan el horizonte del lector y las posibilidades que otorga el objeto leído”.
A las diez salí de El Paraíso, acudí a las Quince para ir transitar con Ricardo por los lugares tradicionales de Localia.
Marco Flores

15/05/08

Mayo uno de 2008
8:00 am El calendario y la agenda le indican que no tiene obligación para asistir a la escuela. Pero está atrasado en los deberes escolares. El principal es configurar el guión del ensayo sobre un lector decimonónico [Antonio Castrillón]. A este trabajo le dedicará éste y los siguientes días. Lo hará en su casa. Sabe que para escribir, tendrá que leer. También reflexionar. Avanzará sin alterar sus hábitos. Primero apilará los libros y los artículos de revistas especializadas en dos grupos –uno para configurar la sección teórico/metodológica y otro para el estado de la cuestión-. Para ordenar los impresos, conforme los ha de leer, verá primero las tablas de contenido y el apartado de las fuentes documentales y bibliográficas que usó el autor, luego las notas marginales que les ha colocado –si es que ya los leyó- y por último las solapas o notas de las cubiertas.
‘Al trabajar’ el lector no estará quieto. Se levantará de la mesa cada hora para servirse “Kf” o néctar frío de piña. Leerá aproximadamente cuatro horas por la mañana –de las nueve a la una-. En la tarde se sentará después de las seis, y estará atento hasta las nueve o diez de la noche. Contestará los mensajes del móvil según lleguen y sea el remitente. El televisor lo encenderá a la una; lo mantendrá prendido si el programa lo amerita. No permitirá que el silencio ambiental impere, pues abrirá las ventanas para que entre el sonido de los pájaros enjaulados de los vecinos o escuchará con volumen moderado lo que emiten el 91.5 ó el 97.9 del fm.
En la pila de libros que utilizará para elaborar el apartado teórico/metodológico tendrá mínimo siete volúmenes: Alfabetismo, escritura, sociedad de Petrucci; El juego de las reglas: lecturas de Chartier; El queso y los gusanos y Mitos, emblemas e indicios, ambos de Ginzburg; La escritura de la historia de Certeau; La interpretación de las culturas de Geertz; y, Crítica y crisis en el mundo burgués de Koselleck. Éstos los leerá después del quince de mayo, o cuando concluya la otra hilera bibliográfica.
Los textos que leerá inmediatamente son los del estado de la cuestión. Son los mismos para situar el escenario del lector y que le contribuirán para ‘problematizar’ el objeto de estudio –¿Cuál es el problema histórico en la revisión de un lector activo en la primera mitad del siglo XIX?-. Teniendo como referente al sujeto histórico y a los libros que vendió al Congreso estatal en 1830, la bibliografía lo conducirán a enlistar más de una docena de libros: Bosquejo histórico de Elías Amador; Zacatecas, síntesis histórica de Roberto Ramos Dávila; De provincia a entidad federativa. Zacatecas, 1786-1835 y Haciendo patria, ambos de Mariana Terán Fuentes; La trama y la urdimbre que coordinó Terán con Genaro Zalpa; Modernidad e independencias de François-Xavier Guerra; Independencia, revolución y nuevas naciones en América que editó Jaime Rodríguez; El surgimiento de la historiografía nacional de Virginia Guedea; Entre la tradición y la novedad que coordinaron René Amaro y Sonia Pérez Toledo; La educación de la colonia a la república y Formar ciudadanos, ambos de Rosalina Ríos; Escuelas lancasterianas de Zacatecas de Leonel Contreras; “Soberanía y representación en Zacatecas, 1808-1835” y La diputación provincial de Beatriz Rojas; “La Casa de Estudios de Jerez” de José Luis Acevedo; “La imprenta en Zacatecas” de Edgar Ávila; Antiguos libros jurídicos de José Enciso; Los señores de Zacatecas de Frédérique Langue; El nacimiento de un nuevo estado de Mario Núñez; “Catálogo del Instituto Literario” de Olivia Hernández.

9:30 am Después de ducharse, desayuna al estilo castelloense: un par de tostadas con queso (pan tostado), una taza de cortado (café orgánico chiapaneco) y un zumo de naranja (jugo de ese cítrico). Luego, sin prisa, va al librero para extraer los libros que utilizará. Inusual en él, no se detiene en los tomos que están en el estante donde deja lo que leerá ‘próximamente’. En ese espacio, por cierto, hay libros todavía con celofán.

10:00 am Previo a sentarse, leyó los mensajes de su móvil. Cuatro respondió de inmediato. Uno de ellos le llegó la noche anterior, el de jc. La respuesta a ese texto fue simple y sin cortesías: no. A Ricardo le escribió: “vuelv a mandar l txt En 1 chanc se lo doy al prof”. El tercero fue para el profesor Flores Zavala: “Ok. Diez 30 en la Acrópolis”. El cuarto le da la bienvenida a Maritza Buendía.

10:15 am Toma un taxi para ir a la cafetería del centro. En el camino se entretuvo, para no platicar con el conductor, con la publicidad azul que ha visto en Aguascalientes y en los Altos de Jalisco. ¡Cuán antigua es la publicidad para el espectáculo! Pensó justo en el bulevar…

Marco Flores


30/05/08

Mayo uno de 2008

11:00 am Libres las vías para entrar al centro de Localia, llegó a La Acrópolis sin contratiempo. Entró a la cafetería justo en el tiempo pactado. Pero el profesor Flores Zavala no estaba. Para esperarlo se sentó en el gabinete donde está el dibujo autógrafo de Rufino Tamayo [Tinta sobre papel, 1986]. Pidió un café y un vaso con agua. Luego leyó las notas que asentó en la noche anterior en la libreta Wilson Jones ©. Al recibir el servicio –acto que le interrumpió su lectura-, miró la decoración del lugar. Lo hizo sin detenerse demasiado en las obras. También observó los gestos de los comensales. Por los alimentos dispuestos en las mesas, y por la relativa concentración que se prestaban las personas, imaginó quiénes eran los tertulianos habituales de la cafetería y quiénes eran los asistentes esporádicos o foráneos. Al terminar el recorrido visual volvió a la obra de Tamayo –junto ella está un dibujo de Paloma Torres-. Por cierto, sonrió tras leer lo que asentó la esposa del artista oaxaqueño: “Yo lo que diga Rufino. Olga. Faltó el cheque”.
El profesor llegó quince minutos después de lo pactado. Se detuvo en un par de mesas para saludar a algunas personas. Si bien ninguna de ellas se levantó y otros no le extendieron la mano, los gestos y los movimientos que efectuaba daban visos de que los suyos eran actos del ritual implícito con los cuales se re/integraba a la habitual sociabilidad gastronómica del lugar. Sin pedir disculpas por el atraso, asumió la dirección de la plática y la hizo transcurrir por dos temas: el contenido de su desayuno y los libros que debía leer inmediatamente. También le aviso que “más tarde” se integrarían otras personas [A la una llegaron Berenice y un amigo de ella –Marcel, un ‘poeta’ de Aguascalientes-. Veinte minutos después llegó la pareja del profesor].
Mientras el profesor hablaba de lo delicioso que son los frijoles de esa cafetería –tal vez lo único que no le gusta de ahí son los jugos de frutas-, y de la Torta de barrio [© ?]. Hojeó los libros que le llevó el profesor. Por cierto, Flores Zavala le platicó que la torta la consumió por primera vez en 1978, que lo hizo en los puestos que existían en la calle Ventura Salazar.
El primer impreso que revisó fue Tres hombres escriben el mundo, de Martín Escobedo. Como es casi ‘el orden natural’ de la lectura, miró la cubierta frontal. Atraído por la imagen, procuró los datos de la obra y supo que las manos que proyectan escribir son un fragmento de San Mateo y el ángel, de Caravaggio. No lo comentó, pero al día siguiente escribió en su página del Hi5 © que es paradójico ver figuras de “santos” en obras que dan cuenta de la emergencia secular en las labores escriturales y de lectura en el Zacatecas dieciochesco. Después de ver la página legal, revisó el texto de la cubierta posterior –escrito por Mariana Terán-. Luego fue a la introducción, donde miró el único subrayado que contiene el libro: “La escritura es aquella actividad concreta que consiste en construir, sobre un espacio propio –página- un texto que tiene poder sobre la exterioridad de la cual –como dijera Michel de Certeau- previamente, se ha aislado. En este nivel elemental, cuatro elementos resultan decisivos: el autor, el discurso, la intención y el contexto”.
El profesor le llamó la atención para que considerará a este texto, junto con El artificio de la fe de Mariana Terán –que en esos momentos le entregó-, como las obras que debían atenderse para situar las condiciones generales en las cuales se desenvolvían los lectores. Le propuso que las tres primeras décadas del siglo XIX las viera no por las posibilidades que proporcionó el liberalismo y la actitud ilustrada que pudo tenerse, sino que considerara que las prácticas culturales tenían en su constitución los rasgos imperativos del Antiguo régimen. Para cerrar su intervención, le dijo que los libros de Escobedo y Terán le serían “útiles para tu investigación”.
Al terminar la torta, misma que consumió despacio, cuidando que el contenido no se desbordará del pan –para no mancharse las manos-. Pidió una Coca. Ésta la bebió de la lata. La consumió en tres sorbos. El primero lo efectúo al entregarle el libro de Roger Chartier El orden de los libros. Sobre este texto recomendó hiciera una lectura cuidadosa para ver cómo se construye la figura del autor y el rol “de las varias maneras de leer en el proceso que da sentido a los textos”.
El segundo sorbo lo hizo después de que un conocido suyo llegó al gabinete para saludarles. La interrupción también sirvió para responder a un mensaje que le llegó a su móvil. Aunque el remitente era un conocido de ambos y sabía de esa reunión, sólo invitaba al profesor para asistir a una fest en la tarde. La respuesta fue “Ok. No puedo ir. Acepto lo que dices. Y sí, adiós amigo académico”.
Previo al tercer sorbo, vio el grueso volumen de La misteriosa llama de la reina Loana. Acerca de esta novela ilustrada, el profesor comentó que siguiera el relato como el modelo para conocer la vida de un lector. Bebió lo que le quedaba de refresco y agregó: “para complementar este asunto revisa y reseña para el lunes El último lector de Piglia y El turno del escriba de Montes y Wolf”.
[Por cierto, el libro de Eco tiene como separador un papel que contiene un fragmento de un poema de Pexegueiro: “Y el ojo del tigre era grande y me devoraba/ El ojo del tigre./ Y yo me hice garza, pluma./ Y volé sobre el ojo del tigre que era grande / y me devoraba/ … ahora mi cuerpo y el horror caminan juntos/ Es toda la historia del mundo/ ¡Y es el ojo del niño el que me mira!]

Marco Flores

02/05/08

ALBERT HAMMOND JR.


Él es el culpable de que The Strokes aún no tenga gira ni material nuevo, sí, así es, él es quien tiene los rizos rockeritos más sexys de la región, un fulano que se hace llamar Albert Hammond Jr. y hace ya más de un año que se encuentra promocionando su proyecto como solista con un disco de nombre Yours to keep.
Hammond Jr. deja ver su talento como canta-autor en este proyecto. Deja de lado el sonido estridente de The Strokes para un sonido más tranquilo en el que se mezclan instrumentos como el mandolín y el órgano, aunado a su voz, da como resultado un tono más dulce (aunque Casablancas es la dulzura personificada).
Canciones como ‘Everyone gets a star’ y ‘Call an ambulance’ dejan ver la originalidad de Albert. En el video de ‘101’ la propuesta visual también resulta de buen gusto al verlo deshacerse de su cuerpo, literalmente hablando, pues se va quedando sin piernas ni brazos ni partes de su cuerpo mientras camina y canta a la vez.
Por otro lado ‘Scared’ y ‘Blue skies’ son las baladas que le dan la magia a Yours to keep, pues por lo general cuando alguno de los miembros de una banda decide hacer algún proyecto por su cuenta, se espera que suene a la banda pero en individual; en este caso, Albert Hammond Jr. con las dos canciones mencionadas se sale totalmente del strokerismo; ‘Scared’ y ‘Blue skies’ son casi la contraparte de The Strokes, el sonido que posiblemente nunca les escucharemos en conjunto.
Para el 2000 se comenzó a grabar un video clip de nombre In Transit, el cual se puede ver en la página de Internet oficial de The Strokes. En este video clip observamos las travesuras de la banda, y el fondo musical está a cargo de Albert Hammond Jr. con canciones que luego estuvieron contenidas en su proyecto solo.
Albert Hammond Jr. resulta agradable tanto a la vista como al oído; es fácil que a alguien le guste como suena desde la primera vez que lo escucha; es sencillo y relajante, además diferente, para esos días inhábiles, para esos días que son tan libres tan libres que uno mejor prefiere ir a trabajar.


Citlaly Aguilar Sánchez

09/05/08

KULA SHAKER


De las profundidades del psico-color llegan los rumores de un sonido cálido e hiperactivo entre la densidad de la noche: Kula Shaker. Desde Reino Unido, nos invita a un episodio bizarro de humo, vals e imágenes idílicas. Es un rock peculiar por su poder buenvibroso de envolver la atmósfera de amarillo y destellos luminosos.
En 1996 cuando la secundaria nos encerraba en feos uniformes y zapatos colegiales, Kula Shaker sacó a la venta su disco K, uno de los más famosos y favoritos. Este disco inicia con la energía de ‘Hey dude’ para poco a poco irnos incorporando a la mezcla de sensaciones que las guitarras sugieren. K es un viaje guiado en el que ‘Govinda’ bien puede ser el centro turístico por excelencia, para después en ‘Tattva’ tomar un merecido descanso anti-estrés y concluir con ‘Hush’ el baile hipnótico de toda isla desierta.
Los conocedores aseguran que Kula Shaker son una fusión de rock psicodelico-experimental con toques grungeros… pero después de todas esas deducciones, nosotros, el auditorio, sólo podemos afirmar algunas impresiones acídrulas, especiadas de orégano y cafeína que quedan flotando en el aire, como danza hindú, con bordados de hombrecillos azules en las paredes.
La banda de Crispian Mills con su voz tan magnética hace difícil el proceso de escribir acerca de su propuesta musical; es difícil en cuanto a que uno a veces quiere meter todas las sinfonías en una hoja de papel y exprimirlas al contacto, sin embargo, el trabajo es duro y requiere más de un sentido, más que una computadora que repite incesantemente el K, hace falta una oreja en cada mano.
El año pasado mientras la gente pensaba en reformas políticas, catástrofes naturales, guerras y crisis existenciales, Strangefolk salía al mercado mundial como uno de los discos más esperados de Kula Shaker e igual que los álbumes anteriores nos deja extasiados y perdidos en una ciudad lejana, en una noche de sol, con mil sabores nuevos en la lengua y un dejo de libertinaje indiferente.


Citlaly Aguilar Sánchez


18/06/08

TIEMPO DE LA TEMPORADA



Cada canción es una escena particular, una imagen o experiencia incompartible y a la vez, si no es expresado aquello que nos hizo sentir, es como si no existiera o como en el país del ‘nunca jamás’ muere una hada cuando alguien dice que no existen.
Mientras la tele parloteaba sin que nadie le prestara atención y yo pensaba en cosas invisibles, en el monitor apareció una canción de la cual no pude resistir la tentación de escucharla completa. Heme ahí, noche de sábado pegada a la barra buscadora de Google en la cuál la leyenda “comercial en el que un chico se quita el saco…” me dio el gran título que desesperadamente quería saber: ‘Time of the season’ de The Zombies.
Si bien la canción de un comercial ya sugiere la compra de tal o cuál producto, también puede ser llevada a una habitación o pegada a la mano en un reproductor de mp3; para sacarla de la t.v. sólo se necesita acercar más el oído.
‘Time of the season’ no sólo es la escena masiva de un chico y una chica que están por cruzar la calle, no, es también la escena de quien baja las escaleras con un vaso de vidrio en la mano para refrescarse los labios en agua y galletas de canela; es la escena de una tarde rodando en la cama con el teléfono celular en la panza pensando en cosas predecibles.
Leí por ahí en las oscuridades del saábado que The Zombies fueron demasiado buenos para sus tiempos. Para los años sesenta, con las radios infestadas de The Beatles o The Rolling Stones, The Zombies se mantenían en escenas menos transitadas; sólo lograron un disco “Odessey and Oracle” mismo que hasta la fecha es admirado por los complejos arreglos (en su tiempo) y la fascinante armonía de teclados, voz y coros en compás con la batería y el bajo de sonido jazzero.
Hay alguien con quien pueda compartir una escena común en esta canción, pero no lo haré, porque ‘Time of the season’ es una imagen suficiente para la persona que imagina demasiado, que vuela y sueña y ve a chicos quitarse el saco. ‘Time of the season’ es para un día audaz, una chica con ganas de más, gafas de sol, zapatos nuevos, televisión encendida en sábado, sabor chicle, soledad impuesta… ¡When the love runs high!



Citlaly Aguilar Sánchez

De please a do it estoy always a las 10:00 sunday siempre.

16/05/08

DOS FILOS


En la medida que avanza la noche con su lluvia ruidosa picoteando el pavimento, mientras el fútbol en la televisión tiñe de verde la habitación y huele a agua y viento, hojeo la ‘Dos Filos’ con esa sensación de estar viendo imágenes sepias y lejanas y a la vez la emoción de formar parte de un proyecto tan sólido como lo es esta revista, y digo ‘formar parte’ porque la parte lectora es una de las piezas más importantes dentro de la maqueta que cualquier texto construye.
La portada de ‘Dos Filos’ es ya una tradición; con una caricatura de alguna banda de rock o algunos personajes de renombre, en colores oro, bronce, café y destellos de amarillo y rojo, con fondo plasticado en blanco, es fácil reconocerla en el estante, en la librería o cuando alguien más la tiene entre sus pertenencias. En la edición 102, que ahora poseo, aparecen los Who? en el país de las maravillas; ya cuando hemos abierto sus páginas descubrimos un completo análisis en cuanto a la época y situación tanto de la música como del comportamiento en cuanto a la música y en cuanto a Who?.
Francisco Sánchez nos ofrece una curiosa encuesta que responde a la pregunta “Cuál es, en su valoración personal, la película número uno?” La respuesta en algunas personas es totalmente sorprendente y en otras resulta incluso desconocida, pero encontrar entre los encuestados a personajes como Alejandro Bichir, Rosana Curiel, Alejandro Gamboa, Arturo Ripstein y María Rojo por supuesto anima a ampliar el repertorio cinematográfico.
Se ha dicho en varias ocasiones que una revista, más que hojas con tinta es una compañía, al igual que un libro o un buen disco de música, porque nos habla desde los adentros desconocidos de la imaginación y propone un mundo individual, concreto y tangible, nos proporciona la capacidad de recrear panoramas y circunstancias, como en el poema de Abdellatif Laábi que es traducido en ‘Dos Filos’ para todo el que se deje seducir con esa musicalidad elegante que distingue a la poesía francesa.
Por ahora se acaba la noche, dando paso a un buen marcador de fútbol y al frío post- lluvia que nos hace abrazarnos a la cama y entrever a la luz de lo que sea que se asome por la ventana, la posibilidad de cerrar los ‘Dos Filos’ con el placer de haber cerrado también un gran día.


Citlaly Aguilar Sánchez