Soldadera 138

MARGOTT Y SHERRY: MUJERES AL BORDE

Coinciden un par de películas disponibles en los videoclubes de la ciudad, concebidas en el contexto de la estética del cine independiente estadounidense, aunque con actores y actrices reconocidas, que sustentan su propuesta en sendas actuaciones convincentes cortesía de Nicole Kidman y Maggie Gyllenhaal, quienes interpretan a una conflictiva escritora de cierto prestigio y a una expresidiaria que lucha contra su adicción a las drogas, respectivamente. Los nombres de estos dos personajes aparecen en los títulos de las cintas.
Ambas encuentran como eje de actuación el complejo rol de la maternidad, sobre todo dadas las circunstancias de estas mujeres que terminan por parecerse más de lo que se podría suponer de entrada. De infancia difícil, apenas sugerida por ciertos detalles en las dos historias, se reencuentran con sus hermanos, viven conflictos con las respectivas parejas de éstos y enfrentan tanto crisis de pareja buscando pedazos de afecto en los hombres que las rodean, como por momentos incomprensión de parte de sus hijos. Ya sea en los grupos de autoayuda y en la búsqueda de trabajo, o en los círculos pseudointelectuales, estas dos mujeres buscarán reconstruir sus tortuosas existencias.
Margott (Kidman) asiste con su hijo adolescente (Zane Pais) a la boda entre su hermana (Jennifer Jason Leigh) y su prometido (Jack Black), un escritor eventual de reseñas musicales, que se llevará a cabo en la casa donde vivieron con sus padres. Además de los conflictos con la pareja, aparecerán algunos hombres de manera intermitente, desde su calmado esposo (John Turturro) hasta algunos amores del pasado. A manera de complemento, se establece un contraste entre el mundo adulto y el de los más jóvenes.
Dirigida y escrita por Noah Baumbach, quien nos regaló la estupenda Historia de familia (The Squid and the Whale, 05) en la que ya se introducía en la complejidad de las relaciones cercanas en un ambiente de escritores, Margott en la boda (EU, 07) se inscribe en la tradición, según se ha señalado, de los dramas del cine francés, particularmente los de Eric Rohmer, integrando un cierto humor que provoca más bien risas nerviosas. Si bien por momentos se extrañan mayores antecedentes de los personajes, se consigue crear un intenso entramado relacional que puede desmoronarse en cualquier momento.
Por su parte, Sherry (Gyllenhaal) obtendrá su libertad condicional y buscará acercarse a su pequeña hija, cuidada por sus tíos, quienes la reciben con actitud ambivalente. Entre la presión de su custodio, la tentación de volver a las drogas, la batalla por encontrar una chamba utilizando cualquier medio y el refugio que le representa un compañero del grupo de autoayuda (Danny Trejo, en papel inusual), intentará reconstruir un camino marcado por el conflicto.
Dirigida por la debutante en ficción Laurie Collyer (documental Nyurorican Dream, 00), Sherrybaby (EU, 07) es un retrato directo de una mujer y sus circunstancias, que busca verosimilitud tanto en el desarrollo de los sucesos y de los personajes, como en la forma de plasmar visualmente las vicisitudes que parecen no terminar: ahí están las secuencias en las que se enfatiza el abandono de sí misma y de quienes la rodean, en contraste con ciertos destellos de toma de conciencia.
Un par de films, en síntesis, que buscan atender más a sus personajes que a los propios argumentos. En tono directo exento de artilugios visuales, se plasman los caminos que ambas mujeres parecieran optar, al menos de manera transitoria, para seguir en el tránsito del encuentro consigo mismas, más allá de las dependencias hacia las sustancias evasivas y hacia los afectos inestables de los demás.

Fernando Cuevas
Nos leemos después.
Comentarios: cuecaz@prodigy.net.mx

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