Stella

100 años

Y sin embargo siguen, algunas cosas, unidas a nuestra existencia; la música por ejemplo, Pedro Infante y su refinada voz, tan antigua que suena a moderna y los cien años que seguiremos pensando en él.

Es casi obvio decir que con su muerte, Pedro Infante se iría, pero en realidad, todos sabemos que no es así, sigue siguiéndonos, y me lo topo en un café con un trío por las tardes, o en la calle que grita su voz desde una ventana, pero sobre todo y ante nada, Cien años, esa canción me persigue con audacia.

De alguna forma todos tenemos una meta, y el número cien constituye un buen pretexto para tener a donde llegar: cien pesos, días, años o números. Es un reto lograrlos, cien veces de algo, pensar en alguien tanto, hablar de algo en esa cantidad, escribir, leer, soñar; lo extraño es que no es cansado, que podemos seguir de cien en cien hasta llegar a otro cien escalados a fe y ganas.

Ha estado lloviendo estos días; amanecen las calles mojadas y la ropa en los tendederos difícilmente se seca, pasan las noches con un aire de indiferencia que toda la amargura se ahoga y despierta desahogada.

Sí, esa canción me sigue y me persigue por ciertos lugares que sólo yo conozco y no me atrevería a revelarlos, no sea que a ti también te toque persecución otoñal con olor a capuchino. No, lo mejor es que no lo sepas; para que sigas con tu sueño de cien noches tranquilo, con tus ganas de deshacer y comprar un cine que volteadas las letras forman el número cien ¡ves! ahora anda tras de ti ese número.

Es también el 100 de esta publicación, a mi manera lo festejo, plenamente agradecida, con una gran canción, inolvidable, inevitable, unida a mi existencia y si vivo cien años seguro pensaré en cada página, en cada lector que no conozco, en ti.

Citlaly Aguilar Sánchez

Encontrada en la punta de una estrella…

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