El sino de la palabra

Tengo mis amuletos: las palabras

H. Bosco

Juan Horacio Garibay

Mixionario de alegrías y extravío de Rita Vega Baeza es un libro que de origen conjuga muchas intenciones y designios, sin embargo, creo hay uno/una que ante todo sobresale: que la palabra -en este caso escrita y en este caso poética- puede traer al aquí un cúmulo de reminiscencias que tienen que ver con lo que se ha viajado, se ha leído o se ha vivido, e incluso que tienen que ver con eso que bellamente el autor de Blanco designó como lo “blanco”. Me explico: digo lo “viajado”, porque el texto es una suma de andares, digo lo “leído” porque además es una conjunción de reflexiones y digo lo “vivido” porque Mixionario de alegrías y extravío es, asimismo, un conjunto experiencias, pero sobre todo digo lo “blanco” porque aparte de ser andares, reflexiones o experiencias es un entramado de ausencias, por no decir de silencios.

Tenemos pues un ejercicio de escritura que es la asociación y disgregación de varios ejercicios de escritura: la poética, la aforística, la narrativa, la anecdótica. Asociación, porque todos al unísono pueden estar cosidos/unidos en un parágrafo. Disgregación, porque cada uno puede estar descosido/desunido en todo el libro. Va un ejemplo de lo primero –esto es de cómo se acoplan todas estas formas de escritura en un solo pasaje-:

Es curioso, antes de las 9 de la noche

Llevaba un pin –un adorno pequeño

prendido en su blusa-

Que decía “no”.

Trascurría la noche. Se terminaba la

Presentación

Del libro. Después de las 11 de la misma noche

Su pin había girado hasta convertirse

En un “on”.

¡Vaya arque-tipa adorable. Menuda forma

De ejercer su libertad![1]

Van algunos otros ejemplos de lo segundo -esto es de cómo se diseminan cada una de estas formas de escritura en todo el texto-:

De lo poético:

Sí. Lo confieso, soy adicta

A los cometas, lunas, astros;

Padezco insuficiencia terrenal.[2]

De lo aforístico:

…y cuando la ciencia (de)mostró su certeza

el saludable mito aún estaba ahí.[3]

De lo narrativo:

Le destrocé la columna vertebral

Había muerto pero aún estaba caliente

Cabe aclarar que yo no lo maté

Era un pollo adorado a las brasas.[4]

Los temas y los tonos del texto también son múltiples, aunque destaca como asunto la vida cotidiana pero vista, digamos, desde la ironía, la nostalgia, la perplejidad o el extravío, obviamente desde estas miradas lo habitual se torna inusual:

Yo era feliz

Estaba completa

No me hacia falta nadie.

Hacia mucho tiempo que no tenía comezón

en la espalda.

Deducción:

La comezón en el lomo

Es la causante de la soledad.[5]

Me parece, además, que hay otro tema central, el de las palabras –pero no en el sentido esclerótico, sino heurístico- como redentoras -pero no en el sentido terapéutico, sino poético-. La palabra laberíntica, la náufraga, la que dice: “hoy es siempre aún”. La que conjura.

(…) La poesía anticipa el evento,

Inaugura las constelaciones,

Define el mundo antes de existir (…)[6]

Así pues esta mezcla de diarios y de rosarios, de alegrías y de extravíos, es una mixtura de estrellas a destiempo, de litorales, de desvelos y de vislumbres. Y así como luego en ciertas escrituras se recurre a las semejanzas, aquí se recurre a las excepciones, y tales excepciones nos seducen. Otro dato que no se puede pasar por alto, es que el texto es un antidecálogo implícito/explícito de esta actividad/inactividad llamada poesía. Implícito, porque los preceptos están aquí-allá y explícito porque en el parágrafo XXX del poemario se apiñan:

1.- Amaras tus Yos sobre la lluvia lujosa.

2.-No tomarás el nombre de dios sin vino.

3.- No sacrificaras las fiestas.

4.- Honraras a tu par y al mar.

5.- No mataras la palabra, la harás regresar a su exilio.

6.- Ligarás al aire los verbos.

7.- (P)robarás cuantas voces te asalten.

8.- No levantarás falsos adjetivos.

9.- Desearás lo mejor de tu prójimo.

10.- Codiciarás los bienes añejos.[7]

Termino con esto: Mixionario de alegrías y extravío es un amuleto que echa su suerte al sino de la palabra.

Gracias.[8]


[1] Rita Vega Baeza, Mixionario de alegrías y extravío, § XXV, Ediciones de Media Noche, Zacatecas, 2007, p. 34.

[2] Ibid, § I, p. 9.

[3] Ibid, § XXVI, p. 35.

[4] Ibid, § XXXII, p. 41.

[5] Ibid, § XLVI, p. 56.

[6] Ibid,Náufrago”, p. 56.

[7] Ibid, § XXX, p. 39.

[8] Este escrito fue leído el lunes 4 de junio de este año en el patio de Rectoría de la UAZ en la presentación del poemario Mixionario de alegrías y extravío de Rita Vega Baeza.

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