SANGRE Y DRAMA

Tres cintas mexicanas se inmiscuyen en realidades personales que van desde los conflictos amorosos y la rutina aplastante, hasta la escisión de la propia existencia. En cartelera, en video y como parte del vigésimo séptimo Foro de la Cineteca, cine nacional que busca, con resultados más o menos afortunados, alternativas distintas al relumbrón o a la falsa profundidad. Veamos.

1. En La sangre iluminada, seguimos una sola existencia vivida por seis personas que son distintas pero la misma a la vez. Entre desvanecimientos y sangrados por la nariz, las facetas de la misma persona se entrelazan irremediablemente, siempre cargando con el pequeño portarretratos: un niño en Zacatecas; un joven esposo y padre de familia; un vendedor rural de medicinas; una joven en constante búsqueda; un oficinista solitario y un hombre que vaga por las calles.

Todos son la misma persona que va transfigurándose en sujetos distintos aunque con recuerdos y sangre compartida: a manera de espiral, vamos recorriendo las vivencias que marcan los trayectos vitales acompañados por la madre, la esposa, la pareja, el colega del trabajo y, como apertura y cierre, el amigo que escucha y bromea sobre la extraña paradoja de ser tú y al mismo tiempo alguien distinto: vivir en la otredad y en el desdoblamiento continuo, imprevisto.

Con múltiples recursos visuales, en particular los desenfocados, y cuidando los detalles para los saltos en el tiempo, el director Iván Ávila Dueñas (Adán y Eva todavía) consigue construir una fábula de profunda cercanía a pesar de la racionalidad propuesta, con base en situaciones y personajes entrañables, distintos pero profundamente hermanados por la iluminación compartida, más allá de las dicotomías urbano/rural, niño/adulto hombre/mujer.

Se trata de una de las películas del cine mexicano reciente que consigue recuperar tradiciones fílmicas locales y mirar al futuro, justo como la multiplicidad de personajes anclados a la misma existencia.

2. En Drama/mex, una serie de personajes coinciden en Acapulco para empezar o poner fin a sus vidas, al menos como las habían concebido hasta entonces. Una joven (Diana García) que celebra, tras ciertos reclamos, el regreso del exnovio, un patancillo que la hará dudar con respecto a la actual relación que sostiene con otro chavo; un hombre hastiado de la vida (Fernando Becerril) que viaja al Puerto para poner fin a sus días y se topa con otra joven, en el trance de iniciarse como acompañante playera de turistas.

Dirigida por Gerardo Naranjo (Malachance, 04), la cinta se articula a partir de este par de dramas a la mexicana que, aunque ajenos entre sí, se rozarán dos o tres veces como referentes del entorno próximo o con cierto sentido vinculador. Con presupuesto limitado y cámara nerviosa que parecería moverse de manera tan incierta como sus personajes, acompañamos, un poco a la distancia y sin involucrarnos demasiado, a estos seres extraviados acaso con posibilidad de reencontrarse justo cuando el sol anuncia su llegada.

3. En Sangre (México-Francia, 05), nos inmiscuimos en la aplastante rutina de una pareja que parece sólo romperla a partir del conflicto, con sangre de por medio, y de la consecuente reconciliación. Ella trabaja en un restaurante de comida rápida (Laura Saldaña) y él como contador (pero de personas) en una institución pública (Cirilo Recio): sus monótonos entornos laborales no difieren mucho de lo vivido en casa, donde se mezcla la mirada de la televisión con el sexo impersonal. La aparición de la hija de él (Claudia Orozco) moverá un poco el asfixiante equilibrio de la pareja, al fin soportado hasta en la basura.

Dirigida por Amat Escalante, la cinta viaja de un humor incómodo a un realismo cortante, tal como lo reflejan tanto los encuadres como la edición, buscando desestabilizar desde lo visual lo que parece imposible de moverse en los personajes, desarrollados a partir de escasos diálogos que ahondan en sus primarias motivaciones. Una película directa sobre cómo nos hemos acostumbrados a las condiciones de vida que se presentan, para bien o para mal.

Fernando Cuevas

Nos leemos después.

Comentarios: cuecaz@prodigy.net.mx

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