EXPLOSIONS IN THE SKY: VIAJE EMOCIONAL

El 1º. de septiembre habrá explosiones en el cielo: no por los artificios y polémicas montadas alrededor del informe presidencial, de irrelevancia mayúscula mientras varios ámbitos en el país se caen a pedazos, sino por la presencia de una banda que nació sabiendo a qué jugar, desde el mismo momento de su concepción. A pesar de moverse en esquemas que no buscan necesariamente la innovación, no pierden la sensibilidad para explotar al máximo sus propias capacidades y su sentido de la expresión musical.

Comparados con Mogwai y Godspeed You Black Emperor! y asentados en esta corriente conocida como postrock, una especie de progresivo para el siglo XXI, que privilegia la instrumentación sobre la letra y en la que se aventuró Radiohead con su indispensable Kid A, Explosions in the Sky se conforma por los jóvenes texanos Mark Smith y Munaf Rayani (guitarras), Michael James (bajo) y Christopher Hrasky (batería). Las influencias presentes han funcionado para la creación de caminos propios, lejos de limitarse a la mera imitación de estándares.

Guitarras como finas y afiladas dagas de hielo que buscan la sangre caliente sin detenerse aún en los momentos de mayor calma, sólo para producir borbotones armónicos sustentados en sólida base rítmica, exenta de piruetas sólo para la foto. Piezas largas que transitan por momentos contrastantes que van de la calma efímera a la intensidad abrasiva, siempre buscando el gancho melódico, sin emplearse a fondo en los terrenos de la experimentación.

Lo suyo es buscar la emoción pero a partir de la certidumbre; la falta de sorpresa no inhibe la capacidad para generar diversidad anímica: de la tensión a la melancolía, del desasosiego al sentimiento de grandeza deslizado a partir de secuencias épicas. La ausencia de letras parecería una invitación para que el escucha sea quien reconstruya las historias o las emociones de acuerdo a su propia experiencia vital. Claro que hay intención pero también libertad para divagar entre el laberinto sonoro con entradas y salidas múltiples.

Pegaron primero y por ende dos veces, con el ambicioso demo How Strange, Innocence (00) en el que todavía se les notaba la escuela y que fue reeditado en el 2005; más pronto de lo imaginado abrió la puerta para el primer largo Those Who Tell the Truth Shal Die, Those Who Tell The Truth Shall Live Forever (01), obra que sumó algunas referencias como Sonic Youth y Joy Division, aunque manteniendo el tono melódico salido de la parte derecha del cerebro. Algunos elementos característicos como ciertas líneas oscuras del bajo y la batería tocando a la manera de marcha, se desenvolvían a lo largo de las prolongadas piezas.

Todo listo para el optimismo de The Earth Is Not a Cold Dead Place (03), su trabajo más consistente a la fecha en el que la tensión se imbrica con un dinamismo coordinado, buscando la edificación de pasajes emocionales más cargados a la esperanza que a la desolación: a fin de cuentas, nuestro planeta no está muerto (aún) y mucho menos frío, y habrá algo que hacer al respecto. De la melancolía nos vamos a la salida del sol y de ahí al angustioso atardecer que sólo será tolerable a partir de la espera activa, contemplando posibilidades y abriendo los sentidos: reflexión/acción en forma sonora.

Tras la reedición del demo ya comentado y su participación en el film de fútbol americano Friday Night Lights, llega All Of A Sudden I Miss Everyone (07), siguiendo la tradición de integrarse a partir de seis cortes con prolongada presencia. Una distorsión abre The Birth And Death Of The Day, que nos lleva de un prometedor amanecer a la inquietante agonía de la luz saturada de feedback y guitarras escapistas, justo donde embona Welcome, Ghosts, plagada de espíritus en apariencia amigables aún manteniéndose en penumbra y sólo asomándose con los ataques de batería.

It´s Natural To Be Afraid desarrolla un ambiente de tensión contenida, que engañosamente se evapora para poder enfrentar con calma nuestra frágil condición y llevarnos de nuevo a las crestas de alerta, mientras que la interrogativa What Do You Go Home To? incorpora un sensible piano-cascada que conversa con los apuntes de guitarra, en contraste con el enérgico arranque de Catastrophe And The Cure, capaz de transitar por mesetas de tranquilidad para llegar al precipicio. El álbum cierra con So Long, Lonesome, una vez más con teclados acuáticos que nos permite comprobar, de un solo golpe, la veracidad del espejismo.

Además de presentarse el primero de septiembre, la banda explotará un día después en Guadalajara: una buena oportunidad para desempolvar emociones y dejarnos envolver por intensidades de orígenes múltiples.

Fernando Cuevas

Nos escuchamos después.

Comentarios: cuecaz@prodigy.net.mx

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