15/05/08

Mayo uno de 2008
8:00 am El calendario y la agenda le indican que no tiene obligación para asistir a la escuela. Pero está atrasado en los deberes escolares. El principal es configurar el guión del ensayo sobre un lector decimonónico [Antonio Castrillón]. A este trabajo le dedicará éste y los siguientes días. Lo hará en su casa. Sabe que para escribir, tendrá que leer. También reflexionar. Avanzará sin alterar sus hábitos. Primero apilará los libros y los artículos de revistas especializadas en dos grupos –uno para configurar la sección teórico/metodológica y otro para el estado de la cuestión-. Para ordenar los impresos, conforme los ha de leer, verá primero las tablas de contenido y el apartado de las fuentes documentales y bibliográficas que usó el autor, luego las notas marginales que les ha colocado –si es que ya los leyó- y por último las solapas o notas de las cubiertas.
‘Al trabajar’ el lector no estará quieto. Se levantará de la mesa cada hora para servirse “Kf” o néctar frío de piña. Leerá aproximadamente cuatro horas por la mañana –de las nueve a la una-. En la tarde se sentará después de las seis, y estará atento hasta las nueve o diez de la noche. Contestará los mensajes del móvil según lleguen y sea el remitente. El televisor lo encenderá a la una; lo mantendrá prendido si el programa lo amerita. No permitirá que el silencio ambiental impere, pues abrirá las ventanas para que entre el sonido de los pájaros enjaulados de los vecinos o escuchará con volumen moderado lo que emiten el 91.5 ó el 97.9 del fm.
En la pila de libros que utilizará para elaborar el apartado teórico/metodológico tendrá mínimo siete volúmenes: Alfabetismo, escritura, sociedad de Petrucci; El juego de las reglas: lecturas de Chartier; El queso y los gusanos y Mitos, emblemas e indicios, ambos de Ginzburg; La escritura de la historia de Certeau; La interpretación de las culturas de Geertz; y, Crítica y crisis en el mundo burgués de Koselleck. Éstos los leerá después del quince de mayo, o cuando concluya la otra hilera bibliográfica.
Los textos que leerá inmediatamente son los del estado de la cuestión. Son los mismos para situar el escenario del lector y que le contribuirán para ‘problematizar’ el objeto de estudio –¿Cuál es el problema histórico en la revisión de un lector activo en la primera mitad del siglo XIX?-. Teniendo como referente al sujeto histórico y a los libros que vendió al Congreso estatal en 1830, la bibliografía lo conducirán a enlistar más de una docena de libros: Bosquejo histórico de Elías Amador; Zacatecas, síntesis histórica de Roberto Ramos Dávila; De provincia a entidad federativa. Zacatecas, 1786-1835 y Haciendo patria, ambos de Mariana Terán Fuentes; La trama y la urdimbre que coordinó Terán con Genaro Zalpa; Modernidad e independencias de François-Xavier Guerra; Independencia, revolución y nuevas naciones en América que editó Jaime Rodríguez; El surgimiento de la historiografía nacional de Virginia Guedea; Entre la tradición y la novedad que coordinaron René Amaro y Sonia Pérez Toledo; La educación de la colonia a la república y Formar ciudadanos, ambos de Rosalina Ríos; Escuelas lancasterianas de Zacatecas de Leonel Contreras; “Soberanía y representación en Zacatecas, 1808-1835” y La diputación provincial de Beatriz Rojas; “La Casa de Estudios de Jerez” de José Luis Acevedo; “La imprenta en Zacatecas” de Edgar Ávila; Antiguos libros jurídicos de José Enciso; Los señores de Zacatecas de Frédérique Langue; El nacimiento de un nuevo estado de Mario Núñez; “Catálogo del Instituto Literario” de Olivia Hernández.

9:30 am Después de ducharse, desayuna al estilo castelloense: un par de tostadas con queso (pan tostado), una taza de cortado (café orgánico chiapaneco) y un zumo de naranja (jugo de ese cítrico). Luego, sin prisa, va al librero para extraer los libros que utilizará. Inusual en él, no se detiene en los tomos que están en el estante donde deja lo que leerá ‘próximamente’. En ese espacio, por cierto, hay libros todavía con celofán.

10:00 am Previo a sentarse, leyó los mensajes de su móvil. Cuatro respondió de inmediato. Uno de ellos le llegó la noche anterior, el de jc. La respuesta a ese texto fue simple y sin cortesías: no. A Ricardo le escribió: “vuelv a mandar l txt En 1 chanc se lo doy al prof”. El tercero fue para el profesor Flores Zavala: “Ok. Diez 30 en la Acrópolis”. El cuarto le da la bienvenida a Maritza Buendía.

10:15 am Toma un taxi para ir a la cafetería del centro. En el camino se entretuvo, para no platicar con el conductor, con la publicidad azul que ha visto en Aguascalientes y en los Altos de Jalisco. ¡Cuán antigua es la publicidad para el espectáculo! Pensó justo en el bulevar…

Marco Flores


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