Stella

LAS RAYAS BLANCAS



Cuando algo sale medianamente mal pero amerita unas cuantas lagrimitas en la manga de la blusa, pocas cosas pueden funcionar para contenerlo: unos kleenex, un lápiz labial, la ventana abierta… mmm… tal vez unos chocolates viendo películas en la cama y ¿eso es todo? ¡Genial! Tan fácil como eso para sentirse de nuevo en casa, con los audífonos encendidos, el regreso a la vida común puede ser más divertido con rayas blancas en los oídos.
Get Behind Me Satan es un disco básicamente redondo con un lindo agujero circular en el centro de donde se rumora emanan notas musicales estruendosas capaces de sacudir cualquier corazón desbaratado. La batería es como un reloj despertador de campanilla que se estrella contra la pared y en realidad no nos despierta porque no hemos dormido, es como medio día.
The White Stripes o Jack White con Meg White o el dueto locochón o yo quiero tener un hermano así para formar una banda así pero con colores diferentes bla bla bla es igual, es igual su sonido desde siempre inconfundible, irreverente como cerveza y leche en un mismo vaso de agua.
Qué color tan extraño para salir de un momento no tan bueno- no tan malo. El blanco, la suma de los matices luminosos, con aspecto de nada al lado del rojo lo es todo. Blanco y rojo, como espuma y sangre o leche con sangre o nubes ensangrentadas o pan con catsup con sangre o la calma y la violencia mezcladas en un licuado sangriento; es decir, Jack, por una parte es el lado agresivo de las rayas y Meg la dulzura aparente.
Hagamos un entretenido paseo por las rayas blancas a través de sus canciones, deteniéndonos con especial atención en Blue Orchad (nótese que el azul es como de pájaro pero en una flor), My Doorbell que dura cuatro minutos once segundos, The Denial Twist cuyo video fue dirigido por Michel Gondry y Red Rain (lluvia roja quizá de sangre) que es una melodía de viaje por su cadencioso olor a árboles de carretera mojados.
Para los amantes de quitarse el dolor a la fuerza y sin dramas, The White Stripes es la opción, es energía sangrienta que levanta de cualquier tristeza barata (para las tristezas caras aún estoy buscando disco, aunque tal vez The Strokes ayuden un poco) y nos hace regresar a donde pertenecemos: una habitación cuadrada donde seguro encontramos kleenex, lápiz labial, ventanas abiertas… mmm… al final todo se repite.

Citlaly Aguilar Sánchez

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