VOGUE

Agosto, un jueves, en medio de lo que es seguramente la primera semana de clases para muchos universitarios en ésta ciudad, la primera semana que no llueve ni hace calor más larga de toda la historia. Estoy sentada en una esquina de mi cuarto con un refresco de lima limón a un lado y combina perfecto con el sofá, de repente me sentí dentro de una tienda de Agatha Ruiz de la Prada y veo que la razón no es el cítrico colorido que me rodea; lo que aquí ocurre es que tengo Vogue.

En su literal traducción del francés vogue significa boga y también la revista más sofisticada del tema en todo el mundo, la misma para la que Carrie Bradshaw escribía, la misma en la que todo diseñador desea aparecer.

Su primera edición data de 1916, su cede es en Nueva York, sus publicaciones más significativas son las de Italia, Francia, Inglaterra y por supuesto la estadounidense. Vogue es conocida como la Biblia de la moda debido a su excelencia en reportajes sobre las más reconocidas marcas, además de contar con renombrados columnistas, diseñadores gráficos y fotógrafos.

Shuparara es una chica fanática de la moda, aunque no precisamente tenga su closet lleno de Dior, Gucci o Chanel; lo que Shuparara ama es el ambiente de ensueño que se recrea en las pasarelas, con todo ese glam de cabellos rubios, de tacones realmente altos, de maquillaje desorbitante y la fiesta de vestidos multifacéticos y miradas soberbias. Juntas llegamos a explorar los rincones de jedroot.com sólo para fascinarnos con el juego coqueto que la vanidad llama moda.

Shuparara ha llegado a sentenciar: “las fotos de Vogue es lo mejor”. Creo que puedo coincidir. Después de que la farándula del modelaje se llenó de anorexia, los fotógrafos de esta revista logran rescatar un lado gris agridulce; para Shuparara es una parte del arte, la otra parte aún no la descubrimos pero seguro que tiene que ir acompañada de música como la de Publisher con Blonde Redhead o Standing in the way of control de Gossip.

Pero lo que Vogue tiene también es ese aire neoyorquino de brillos nocturnos, de taxis amarillos, de rascacielos, de whiskeys en SoHo; es como ver la moda en un paseo de metro a través de una ciudad infestada de luces de neón, una perpetua pasarela sobre las calles de la gran manzana, la capital del mundo que usa maquillaje y queda al alcance de mi sillón verde, disfrutando aún de mi refresco lima limón en la terraza de mi cuarto, esta tarde de jueves, siete de la tarde.

Citlaly Aguilar Sánchez

No hay comentarios: