DR. STRANGELOVE

Existe, realmente existe alguien encargado de salvar al mundo de su desolación; un personaje de brillantes ideas, grandiosas explicaciones del comportamiento humano y espléndidas propuestas para la vida post apocalíptica: El Dr. Strangelove.

En 1964 Stanley Kubrick produce un filme que satiriza la temida guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, al cuál conocemos por el título de Dr. Strangelove or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb. A unos cuantos años distantes de su producción, la banda neoyorquina de post-rock Blonde Redhead, reproduce en cierta medida al famoso doctor.

Sabemos (quizá por programas genéticos indescifrables) que el amor es extraño por naturaleza, en cuanto a que nadie lo entiende, todos lo sienten (o dicen sentirlo) de alguna manera y siempre varía de acuerdo a la persona, la cual puede ser incluso influida por el medio en el que se encuentre. El Dr. Strangelove o en su traducción literal ‘Doctor Raroamor’ y de acuerdo con la idea que Kubrick trató de retratar en el cine, es un personaje que aporta las ideas prácticas a un mundo al borde de la catástrofe, lo cuál desde mi ángulo, sí es un reflejo inmediato de una rara forma de amar: el amor como una idea, un algo práctico.

Para Blonde Redhead el personaje de Kubrick es un observador de la tristeza y la monotonía que hace girar al mundo. La canción es un desierto de gente que se mueve al ritmo de la inercia y que siempre nos arrastra, como una bomba atómica latente que cada segundo amenaza con explotar ¡bang! ‘Es tan triste ¿no es cierto?’

Extrañamente esta banda neoyorquina, Blonde Redhead, tiene algo de kubrickiano en sus canciones; sonidos espaciales en My Impure Hair que pueden remitir a la ‘Odisea en el espacio’, en 23 se suele aparecer Alexander DeLarge con su famosa mirada de pestañas postizas y SW simplemente reproduce una atmósfera de la que manan duendes esquizofrénicos. Y por otro lado (y sólo como apunte curioso) se encuentra Mogwai, otra banda de post rock, que presentan a Stanley Kubrick como canción (o sólo el título).

El amor como un efecto extraño de la humanidad y estresado por una bomba atómica es transformado en melodía. La desesperación del hombre por salvarse del fin de todo, salvarse de sí mismo, le hace procurarse guerras y perderlas. Un doctor aparentemente loco aparece como héroe, como observador; y luego desaparece sin decir adiós, tan fugaz, tan irónico, como una bomba exterminante, como una canción de cuatro minutos y medio, y aún así lo más sorprendente ocurre: Nos salva.

Citlaly Aguilar Sánchez

1 comentario:

Unknown dijo...

Citlaly extrañamente lograste captar la idea, o por lo menos verla a través de la neblina, espléndido.