Tan cursi como una comedia romántica

Un domingo por la tarde en compañía de la familia, o un miércoles de dos por uno al lado de un buen amigo es admisible ver una comedia romántica.

Dejando atrás las pretensiones de cinéfilo experimentado y el análisis de trama y fotografía, disponemos las palomitas y relajamos la mente para reírnos de los desacuerdos entre una pareja ficticia.

Damos inicio a una de esas cintas en que se plantean los problemas del amor y las relaciones sentimentales con un toque humorístico, aquellas en las que se resuelven los asuntos más cotidianos con un adelantado final feliz.

Nos dejamos llevar por la portada del DVD, damos una rápida leída a la sinopsis y nos fiamos de la popularidad de los actores hollywoodenses.

Algunos ya tienen a sus favoritas: Drew Barrymore, Meg Ryan, Julia Roberts, Cameron Diaz y Jennifer Aniston, por mencionar a las más cotizadas.

Por parte de ellos: Adam Sandler, Hugh Grant, Aston Kutcher y algunos más.

El oráculo de estos tiempos, Wikipedia la enciclopedia libre, define las comedias románticas -en primera instancia- como un subgénero de las películas de comedia y de las romáticas.

El argumento básico de una comedia romántica –continúa Wiki- es que dos personas se conocen, bromean entre ellas, pero a pesar de la atracción obvia para la audiencia, no se ven románticamente involucrados por algún tipo de factor que pude ser interno –aparentan no gustarse- o externo –cuando uno de ellos tiene una relación amorosa con otra persona, por ejemplo.

En algún momento, después de diversas escenas cómicas, se separan por alguna razón. Entonces, él o ella se dan cuentan que son perfectos el uno para el otro, y -normalmente después de un espectacular esfuerzo o una increíble coincidencia- se reencuentran, declaran su amor eterno y viven felices para siempre.

Nuestro oráculo aclara que hay ciertas excepciones donde los protagonistas no terminan juntos y menciona como ejemplo el final de La boda de mi mejor amigo, en la que participan dos de nuestras más populares actrices.

Aquí es a donde quería llegar.

Este tipo de cintas son sumamente entretenidas cuando reúnen las características antes mencionadas, sin embargo, en cierto estado de ánimo ¡resultan tan inverosímiles! Parecerá ogro desear que alguna película de estas no termine como se supone que debe.

Por ejemplo, echaré mano de las dos últimas que he disfrutado y sufrido, curiosamente protagonizadas por Jennifer Aniston. Dicen por ahí y Viviendo con mi ex.

En la primera, el personaje interpretado por Aniston está comprometida pero insegura ante el matrimonio. Debido a la boda de su hermana menor, regresa a su ciudad de natal para pasar tiempo con su familia, de la que siempre ha dudado por las pocas coincidencias que los unen.

Sin entrar en demasiados detalles, el asunto es que Sara, en la búsqueda de su verdadera identidad, entra en una relación con otro hombre y es descubierta por su prometido.

El asunto termina en que ella –tras ser infiel- se da cuenta de que verdaderamente desea pasar toda la vida con su novio. Sin embargo, como bien lo señaló Wikipedia, la trama sube a un punto de tensión donde tiene que pedir perdón y es rechazada. Todo parecía ir bien hasta que él, finalmente la absuelve.

¡Yo no podía creerlo! Le fue infiel sin la más mínima consideración y en un dos por tres, sin hacerse un poco del rogar, él la perdona, se casan y la película termina enviándote el mensaje “y vivieron felices para siempre”.

En Viviendo con mi ex, todo comienza con una súper pareja que se lleva de lo lindo hasta que una ligera discusión se torna en rompimiento.

La cinta narra el lento enfriamiento entre ambos hasta que, a pesar de sus esfuerzos, la relación parece estar sumamente dañada y ella decide terminarla.

El final fue sorprendente, se trataba de una de las pocas comedias románticas donde no se esfumaban las situaciones de desencuentro y la pareja terminaba feliz.

La última secuencia muestra a los protagonistas encontrándose casualmente, después de cierto tiempo, para sólo saludarse cordialmente y al fin alejarse en sentidos opuestos.

Con todo, lanza un ligero destello de esperanza ya que ambos vuelven la mirada –al mismo tiempo- para ver al otro y hacer saber a los espectadores que hay posibilidades de reencuentro, pero finalmente cada uno se va por su lado.

Hasta aquí todo parecía ir bien –si no para los protagonistas- sí para quienes deseábamos un final diferente aunque no correspondiente a los requisitos de una comedia romántica. Aun así, celebrando haber presenciado un final opuesto al clásico, abandonas el asiento con cierta tristeza por el “fracaso del amor”.

Sin embargo, el director de la cinta no pudo soportar el peso de afligir a los espectadores con ese final y otorgó un desenlace alterno.

En el afán de dejar al público con un buen sabor de boca, reúne nuevamente a los protagonistas, aunque no como pareja pues cada uno está acompañado por una persona que –curiosamente- se parece a su ex.

El punto es, termine la pareja felizmente unida o separada, la película no permitirá que cargues una aflicción más, por el contrario, te dará los ingredientes necesarios para reírte de las situaciones trágicas de la vida.

Arazú Tinajero

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