Soldadera 134

MIS OJOS desahijan partes
de tu cuerpo para guardarlas en mi tobillo izquierdo.

Una tras otra, salen a borbotones mezclándose con
la miseria de miseria de mis manos despeltradas;
con mi boca,
vacía de tu lengua
llena de tu sombra ausente.

Creo que guardarlos en el tobillo me ayudaría
a olvidar
más
fácil
que
tu
mano ya
no está en mi pecho.


Quizá, con un poco de suerte,
pueda tirar a la basura
mis ganas de
tu boca,
envueltas en mi calcetín roto
de tanto caminar entre tu aliento.




Andrés Briseño Hernández.

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